
Después de la reunión con Ingrid, Mario tenía dos objetivos en mente, seguir con su campaña de hombre violento y peligroso y aliviar su tensión sexual creciente sin recurrir a sodomizar ningún puto. La mañana siguiente, cuando paseaba en el patio, se presentó la oportunidad. Edu el majadero estaba sentado en un banco haciendo pesas. Edu era un viejo conocido, había hecho algunos trabajitos con el hacía años pero le daba tanto a los porros y a los esteroides que se terminó convirtiendo en un tío imprevisible. Llevaba en la cárcel dos años y aún le quedaban otros tres. Su […]