
Esa tarde habíamos quedado con Mr. Goldsmith, el gran jefe de la empresa farmacéutica donde trabajábamos tanto mi cuñada Nuria como yo. El motivo de la reunión era doble: Por una parte, el viejo quería repetir la orgía de la noche anterior en la que obligó a la hermana de mi mujer a hacerme una mamada, pero por otra era, quería comunicarme mi ascenso. Para los que no hayáis leído mi relato anterior, la zorra de mi cuñada había caído en su propia trampa. Sabiendo de la amistad que D. Arthur tenía conmigo, me obligó a presentárselo sin saber que […]