
I. 4 de junio de 1260 El sol del mediodía caldeaba un silencioso pueblo a orillas del río Damietta. A simple vista, al-Akhmiyyin distaba del tamaño, la majestuosidad, nivel de comercio y ajetreo de El Cairo, pero ofrecía alimentos y descanso para los viajeros fatigados, lo que lo convertía en un auténtico oasis en medio de las severas condiciones del desierto; un lugar en donde beber agua dulce se asemejaba a recibir una bendición, y en donde probar de una jugosa fruta se convertía en una experiencia valedora de miles de monedas de oro. La reciente declaración de guerra […]