
Capítulo 11 En su choza y por primera vez en once noches, disfrutamos de la comodidad de un colchón, pero no por ello pudimos descansar porque Iv no nos dejó. Al igual que en la tarde, se mostró insaciable y alternando sus caricias entre los tres, no cejó hasta dejarnos totalmente exhaustos. Le dio igual que fueran mías o de mis compañeras el cuerpo con el que disfrutar, desplegando una pasión sin límite buscó con denuedo el placer. ―Joder con la pelirroja, no se corta un pelo― llegó a decir mi prima cuando nada más terminar de ordeñarme por enésima […]