
Después de esa tarde, mi madre empezó a sospechar algo. Cada vez nos dejaba menos tiempo solos y nuestros encuentros eran más esporádicos… así se fue terminando el verano y acercándose el momento en que Anita regresaría a su pueblo. Llego el último día en que Anita estaría con nosotros. En el transcurso de la mañana y la tarde no se dio la oportunidad de que tuviéramos un último encuentro, mi madre la tenía entretenida alistando sus cosas para el viaje y las encomiendas que llevaría de mi padre a su hermano y su concuñada. Pasaron las horas y mi […]