
Si alguien me dijera hace dos meses que se podía sacar algo bueno de esta puta crisis, con seguridad le hubiera mandado a la mierda. No solo había perdido el trabajo sino que, debido a lo exiguo del paro, me estaba quedando sin ahorros. Previendo que de seguir así la situación no íbamos a poder pagar la jodida hipoteca, me senté con mi mujer para decidir qué hacer. -Deberíamos ir pensando en vender la casa- con dolor le informé. Maite, consciente de nuestra pésima situación económica, se echó a llorar. El dolor por perder ese piso era mutuo, a […]