
-Manuel, la jefa quiere verte-, me informó mi secretaria nada más entrar ese lunes a la oficina- ¿Sabes que es lo que quiere?-, le pregunté, cabreado. -Ni idea pero está de muy mala leche-, María me respondió, sabiendo que una llamada a primera hora significaba que esa puta iba a ordenar trabajo extra a todo el departamento. “Mierda”, pensé mientras me dirigía a su despacho. Capítulo uno. Alicia Almagro, no solo era mi jefa directa sino la fundadora y dueña de la empresa. Aunque era insoportable, tengo que reconocer que fue la inteligencia innata de esa mujer, el factor que […]