
Estaba cansada. Llevaban cinco horas de viaje y aun les quedaban otras tantas, pero cruzar el charco lleva su tiempo… Su hermana se había dormido, así que ni siquiera tenía con quien hablar. Por lo menos los asientos de primera clase eran comodísimos. – Nuria… – Dijo, tocando suavemente el hombro de su hermana. – Nmmhh. – Se revolvía ella, molesta por haberla despertado. – ¿Qué quieres? – Se frotaba los ojos, desperezandose. – ¿Hemos llegado ya? – Más quisiera… Queda casi la mitad todavía… – ¿Y para que me despiertas? – Por que […]