
Mi prima preñada y su dinero, mis mejores afrodisiacos 3 «¿Quién narices cena a las seis?», me dije mientras me acicalaba al salir del baño, «¡Es temprano hasta para merendar!». Sin rastro de hambre y con más ganas de tomarme una cerveza que de comer algo, decidí vestirme de modo informal. Una camisa y un pantalón de pinzas me parecieron una etiqueta suficiente para la cita. «No voy a cenar con el rey sino con mi prima», sentencié y mirándome en el espejo, me cabreó descubrir que las canas empezaban a poblar mi cabello. No obstante y a pesar de […]