
Aquella noche la ciudad no parecía distinta en nada. Y quizás no lo fuese y el único matiz de distinción es el que ahora le otorga mi mente al recordar lo que estaba por venir. Todavía no había pegado ojo a pesar de que el reloj ya marcaba una hora muy poco ortodoxa para aquellos que esperan descansar algo. Pero no era el caso. Yo había salido de cena con los socios del bufete para celebrar un fallo a nuestro favor en un caso que había tenido bastante eco en Nueva York, y podía permitirme no aparecer por allí al […]