
Capítulo 10 La voracidad de esa mujer descubriendo su sexualidad me dejó agotado. Durante dos horas Iv me exigió que la amara buscando reponer los años que había perdido en esa isla sin mostrar ningún síntoma de cansancio. ―Necesito descansar― tuve que rogar en un momento dado al ver que la francesa no cejaba en su empeño de usarme para investigar esas sensaciones que había visto florecer a mi lado. ―Con tus amiguitas estuviste toda la noche― protestó un tanto celosa. Riendo, contesté: ―No ves que, cuando yo no podía más, me dejaban respirar y se amaban entre ellas. Mi […]