
La relación entre un suegro y su nuera no siempre es idílica. Muchas veces con el paso de los años, el continuo roce hace que se vaya convirtiendo en auténtico odio. Desgraciadamente ese fue mi caso, cuando mi hijo Manuel me presentó a su novia en un principio me pareció una rubita graciosa y bonita incapaz de romper un plato y por eso incluso alenté su noviazgo. Ahora tras diez años de aquello, me arrepiento porque esa cría demostró ser una zorra egoísta e insaciable que solo pensaba en el dinero que algún día heredaría. Si eso era de por […]