
Esa mañana, Gonzalo no se podía concentrar en su trabajo. Lo ocurrido durante la noche anterior le traía preocupado. Como hombre chapado a la antigua, no comprendía que dos mujeres tan jóvenes se sintieran atraídas por él y menos que estuvieran de acuerdo a compartir su cariño. «Para ellas, soy un viejo», rumió mientras firmaba unos documentos. Consciente de la diferencia de edad, se puso a meditar sobre la noche anterior y muy a su pesar reconoció que había sido la mejor de su vida. «Fue increíble», se dijo rememorando la pasión con la que se habían entregado a él, […]