
I Tras el coro, la noche en Paraisópolis se volvió fría, pero la joven Perla no lo sentía en absoluto mientras caminaba por las vacías calles de la ciudadela. Estaba metida en sus adentros, observando su sombra extenderse por el empedrado del suelo, que variaba de forma y tamaño durante su caminar, transformándose constantemente por la luz de la luna sobre ella. La sombra había menguado y parecía proyectar a la niña que fue una vez. Aquella Querubín que había traído esperanza con su llegada, que pronto daría una respuesta a los miles de ángeles de la legión, una respuesta […]