
CAPÍTULO 12, MI TERCERA Y ÚLTIMA BIRMANA Tal y como me había mi futuro suegro echó la casa por la ventana pero aun así me resultó curioso la rapidez en la que se desarrollaron las cosas porque no había pasado ni una hora cuando desde el porche de la mansión vi llegar una carreta cargada con flores. «Joder, se ha dado prisa», murmuré mas solo que la una porque la novia había insistido en que María y sus paisanas estuvieran presentes mientras la preparaban para el enlace. Y digo enlace porque aunque nominalmente está prohibida la poligamia en ese país, […]