
El caso del perro violador. Capítulo 4. El rostro de Belle era la pura representación de la sorpresa. Se veía en aquella grabación, desnuda y atada; se oía gritar y suplicar; incluso reconocía su propia forma de correrse. Comprobó que estaba más joven, más niña. Hacía unos años de aquella grabación. Elsa se inclinó y pausó la escena. Belle quedó con los ojos fijos en la imagen estática. El gran dogo tironeaba de su miembro anudado, intentando sacarlo de la vagina dela Belleaniñada, que aullaba, agitando la cabeza, contra el suelo acolchado. ― ¿Cuándo pasó? – preguntó suavemente Elsa. ― […]