
Paula dejó de correr e intentó tomar aire. La oscuridad de la noche la envolvía, rota tan solo por algunas farolas bastante separadas unas de otras, que creaban oasis de luz en la solitaria calle en la que se encontraba. Por lo menos no hacia frío. La escueta ropa que llevaba no habría podido resguardarla en ese caso, pero para su alivio era una cálida noche de verano. ¿Agosto? No estaba segura. Lo importante era que había conseguido escapar. Miró hacia atrás nerviosa, creía haber escuchado un ruido, pero seria algún gato curioseando en la basura. Aún así, reanudó la […]




