
Los días siguientes al suceso, Marta no podía conciliar el sueño. Menos aún cuando recibió en su buzón de correos un CD con los videos grabados sin ningún mensaje adicional. No entendía cómo se había visto arrastrada a entregarse a los primos de su novio sin mediar fuerza ni coacción. Sólo la bebida, y el morbo d el momento había sido suficiente para traicionar a su prometido Santi, siempre cortés con ella, con sus salvajes primos Tom y Carlos. No podía quitarse de la cabeza que, a pesar de haber sido tratada con cierta dureza, se había sentido excitada como […]