Soy Fernando de la clase del 16’. Eso en Argentina quiere decir que terminaste el secundario en el 2016.  Para nuestra cultura general eso es importante, es lo que une a una generación y como te recordaras en el futuro y a tu generación.

Yo siempre fui uno de esos pibes muy buenos armando grupos, me gustaba armar quilombo y poder ratearme de clases cuando podía. No era el tipo de chico que respetaba las normas y tampoco me mataba estudiando. Pero con la ayuda de algunos amigos y los trabajos y pruebas grupales siempre conseguía pasar año tras año…

Si ya se, comienzan los estereotipos. Bueno, pero no me considero miserable. Solamente me divertía en el tiempo que podía, no contradecía a los profesores ni me ponía a armar bardo por pelearme con alguien. Al fin y al cabo era indiscutible que yo era el Capo del aula, a las minas las tenia muerta por mí y a la hora de organizar eventos siempre estaba en la primera fila.

Ahora Mario es otra cosa, era el típico enano sabelotodo. Voluntarioso, se lo reconozco, pero a nivel de armar amistades un asco. Nadie lo defendía porque pocos se lo bancaban, y para el colmo era capaz de encararme frente a mis compas y hacerme quedar para el culo. Odiaba eso, el putito se pensaba muy importante.

Pero el problema es que no se ponía nunca en su lugar. Si lo insultaba, me devolvía uno mejor. Si se sacaba una mala nota en una prueba, y naturalmente me burlaba, a la siguiente se sacaba un diez. Si se armaba un quilombo con los profesores, él ya tenía la cabeza fría para negociar con los directivos. Hasta cagarlo a trompadas no resultaba una amenaza, yo mido cerca de metro ochenta y peso setenta y cinco kilos, en cambio Mario metro sesenta y seis con sesenta y cinco kilos.

Lo hice mierda a piñas,  su cara siguió inexpresiva. Ni le había quebrado la voluntad.

Sabía que era un fanático de Asterix y se veía a sí mismo como el irreducible galo contra mi autoridad. Necesitaba encontrar su punto débil, pero el hijo de puta era una piedra. Hasta que un día se olvido su diario, ¿un poco anticuado? Este pibe parecía tener cincuenta años, de carácter al menos.

Me entere de muchas cosas, en primer lugar que escribía muy bien el hijo de puta, segundo que le gustaba Catalina. Bueno, ¿a quién no?  Era una morocha de ojos verdes, mediría metro sesenta y pico (que en esta tierra es mucho), con piernas bien largas y unas tetas medianas pero bien redonditas.

Pero supongo que lo que más le atrajo es que no tenía fama de puta, sino que era una mina tirando a recatada. Aparte que era bastante dulce y cariñosa, pero no le daba bola a Mario. Obvio, primero porque tenía un carácter duro, segundo porque era petiso, peludo y con pinta de judío sefaradí. No que ella fuera antisemita, pero influía mucho.


Reuní información, le gustaba a ella. Y de alguna forma me parecía que estaba muy buena. Primero, saque copias del diario y lo repartí, después seduje a Cata. Para la entrega de diplomas, yo me dedique a darle picos a Cata.

Sus viejos no me desaprobaban, al fin y al cabo no me había llevado ninguna materia. Y los problemáticos del aula eran Mario y sus “amigos”. Que de nada sirvieron, porque cuando les mostré a él las fotos de Cata en bolas y penetrada por mi pija, solamente se rieron de Mario.

¿Fue cruel? No. Yo aproveche mi pelo rubio, mis ojos azules, mi piel blanca, y mi metro ochenta. Sin mencionar mis habilidades sociales para mostrarle a alguien más que era un pija-corta solo e inútil.

La entrega de diplomas no fue con su padre, su madre se había muerto hacía un año. Sino que se fue a llorar, lo había humillado, le había quitado su amada y para el colmo le mostré que me prefería a mí. Y solo por joder mande a que lo revienten a piñas a un callejón, y que me enviasen las fotos. Así rojo por las lágrimas y ensangrentado, así lo quería ver. Hasta uno de mis compas se le ocurrió ponerle un par de gramos de marihuana encima, fue suficiente para que la cana lo detenga por setenta y dos horas. Casi pierde su beca a una facultad privada, que se joda, quería que vaya a una publica como el resto.

Había conseguido lo que desee, lo aislé y lo destruí, finalmente.

No le guardo odio, me siento hasta un poco decepcionado de lo que hice, no era importante. Logre volverme abogado al cabo de los años. Me case con Cata, en cierto punto estoy agradecido con Mario, sin él no hubiese conocido a mi esposa. Tuve dos hijas. Hice una vida, al fin y al cabo.

Pero de Mario se supo poco. Primero que su padre con sus influencias consiguió que entrara a una facultad a estudiar ingeniería química. También se que fue captado por el Gobierno de Panamá e hizo varios trabajos para muchas compañías rusas. Pero eso lo supe después.

No asistía nunca a las reuniones de egresados. Al principio supuse que era porque estaba ofendido con todos, pero al cabo del tiempo venia su hermano mayor y decía que estaba demasiado ocupado. Y al preguntarle que hacía, no respondía, pero si estaba afuera nos lo decía.

Sin embargo un día al volver al trabajo una de mis hijas, Sofía, la menor, me dijo algo curioso.

-Papi, hay alguien que te mando un mail.

-¿Cómo sabes eso?

Todos en mi casa teníamos nuestras propias computadoras, en mi caso de escritorio y el resto portátiles.

-Es que se me rompió devuelta. Y tenía que hacer un trabajo.- Me mostro el

 Por esa mierda es que no le pongo contraseña a la mía, el límite digital es una mierda.

-Bueno, déjame ver.

Era Mario, tenía una cuenta de mail. Me preguntaba cómo iba todo y cuando seria la próxima reunión de egresados. Le respondí, con fecha y lugar. En parte estaba curioso de saber que había sido de su vida.

Sofía salió a la “feria del libro” con sus amigas. Suspire aliviado, era una chica demasiado casera. No me dejaba tiempo solo, para tener diecisiete no salía nunca y ni tenía novio. A cualquier padre lo haría sentir aliviado, a mi no me gustaba. Yo no le podía prestar atención, y encima la pendeja eligió ser lectora.

Creo que era para evadir su soledad, ser abogado es un trabajo que absorbe, inclusive si sos un hijo de puta como yo. Y no le puedo prestar atención. Melina, mi hija mayor en cambio descarga su estrés yendo al club Almagro. Hace básquet, ballet y hockey. Con ella al menos me puedo entender un poco.

Al menos es bueno que Sofía salga poco, me recuerda a Dolores Fonzi. Es bastante flaquita, sus rulitos castaños, ojitos verdes y su carita angelical la pueden hacer parecer medio frágil. Y no falta cada loco.

¡Tengo la casa para mí y Cata!

Cata estaba saliendo de la ducha. A sus treinta y ocho seguía siendo alta hembra, se tiño de rubia para quedar bien gringa, y seguía arreglándose para quedar tan sensual como en su juventud. Yo en cambio me mire en el espejo, me estaba comenzando a poner pelado y mi figura atlética se arruino con la falta de tiempo y comidas de presentación.

Me acerque por detrás y le agarre una teta. Ella lanzo un gemido. Me dedique a apretarle un pezón hasta que ella acerco la boca de atrás y nos fundimos en un beso. Nuestras lenguas se quedaron atrapadas en el tiempo hasta que me acerque a su vulva. Estaba con unos pelos cortos que raspan un poco al tocar, eran más tirando a castaños.

Encontré su clítoris, lo masaje haciendo ligeros círculos. Hasta que se puso húmedo, ella susurro un “Damela”

La apoye contra el sillón, y le comencé a chupar la concha. A meterle la lengua por completo, ella acercaba sus nalgas contra mi nariz. Y yo le agarraba las nalgas como contrapeso. Me encantaría que mi mujer me la chupara como yo se lo hago a ella, pero dice que le da mucho asco.

Se retorcía, se tiraba para atrás para conseguir su placer máximo. Me gustaría haber seguido así, pero tenía la pija como un cohete en el pantalón, y estaba tan sola. Así que la saque de mi pantalón, le puse la goma (Con treinta y ocho todavía hay riesgo) y lo enfile entre las nalgas de mi esposa. Pero ante el mínimo avance ella se quejo.

-Perdón, perdón. Me equivoque.

Se la metí rabiosamente en la concha, a cada entrada y salida ella gemia y se agarraba una teta. Hasta que perdió las fuerzas y sencillamente se agarro del sofá mientras mordía una almohada.

Nos vinimos al mismo tiempo. Sin embargo ella se quedo mirando la nada, habría durado cinco minutos como mucho.

-Me voy a poner a limpiar esto.

Yo me quede dormido, era increíble como uno envejecía. Hacia veinte años pensaba que ponerme a fumar y a tomar de mas no me iba a afectar, ¿y ahora? Tenía cuarenta años, y parecía de cincuenta. Después se dice que no hay que obedecer lo que dicen los anuncios de paquetes de puchos…

Estoy frustrado, y ella también.

La reunión de egresados se hizo una semana después. Era raro, porque ninguno había visto a Mario. Ni siquiera durante la Guerra, bueno había conseguido no entrar por influencias familiares. Pero los que si l vieron dijeron que se había enlistado en un regimiento de Provincia. Colo, Pancho y yo estábamos dándonos una raya en el bar a unas cuadras del colegio. Comencé a tomar para socializar, pero después de un rato no podía dejarla, me permitía relajar la cabeza.

¿Era una mala persona? Si, defendí a un violador. Sí, me drogo. Pero no soy distinto a nadie que quiera conseguirse un buen puesto, los favores se cumplen.

Cata llego media hora después, había dejado a Sofía y Melina con mi hermana. No es que no creo que se pueda cuidar solas. Pero no puedo dejar que alguna, sobre todo Melina salga y se enamore de algún pendejo sin futuro. O de un idealista.

Mi esposa vino vestida con una camisa, falda y medias largas, no quería verse profesional. Sino informal. Por mi parte tenía el saco puesto, siempre. Arrancamos a la hora habitual, hablando de lo de siempre, laburo y de los hijos. Cuando pensaba que había sido joda lo de Mario, lo vi entrar. Se lo veía muy joven, de veinticinco en vez de treinta y ocho. Tenía una remera y unos jeans negros, pero se veía que su fisionomía gruesa y robusta le daba un aire sano. Hasta su rostro barba, de la que tanto nos reíamos, le daba un aire joven.

Sin embargo esa no era la mayor sorpresa. La sorpresa es que venía acompañado de una mulata que partía la tierra, la pendeja tendría veintitrés años y de cara era divina. A diferencia de Mario la mulata vestia con porte de secretaria, tacos, medias largas, falda y camisa ajustada. Tenía una agenda electrónica.

-‘nas a todos. Como me recordaran soy Mario. Esta es mi secretaria Estela, disculpen que la haya traído. Pero estoy ocupado, y la necesito tener siempre a mí alrededor.

-Mucho gusto a todos.- La mulatita tenía acento panameño. Saludo con las manos a todos.

El siempre había sido un maestro de sacar información al que sea. Obviamente no falto el que preguntase por la nena tropical. Pero la respuesta es la misma, su secretaria. En cambio me pregunto constantemente acerca de mi familia, de donde trabajaba, etc.

Nos enteramos igualmente que había conocido a Estela cuando hizo un trabajo en Panamá, y que necesitaba una secretaria. Al final de la reunión pregunte a Mario si quería ir a comer a mi casa, debo admitir que había algo de vanidad en mi invitación. Sabía que inclusive teniendo tanto éxito y una secretaria no tenía una familia como yo había formado.  

Si, sé que soy rencoroso. ¿Pero no es lo que hace un ser humano?

Para mi sorpresa acepto con gusto, maduro, eso es bueno…

Caímos en mi casa a eso de las 8 y pusimos la mesa. Comimos tarta de verdura, no sé porque pero Sofía consiguió hacer que hable más.

-¿Y qué haces en el país, Mario? Leí un artículo en Muy Interesante de vos, dicen que acá se están juntando varios científicos para un congreso.

-Bueno, es natural Sofía.- Se llevo un trozo de tarta y se lo trago en un segundo.- Siempre tenemos que estar detrás de un gobierno o de una compañía, así que eso crea distancias. A veces es mejor que no haya intermediarios.

-¿Pero por que acá? –Pregunto Melina

-Este siempre fue un país que está lejano de los quilombos a nivel mundial, es más neutral.

-Señor.- Lo interrumpió la mulata. –¿No cree que es conveniente decirle al señor que deberíamos tener un abogado?

-Ah, sí. Casi se me olvidaba.-Se metió otro cacho de tarta en la boca. –Fernando, sabes que a nivel leyes soy un desastre. Para eso necesito que vos nos ayudes. Tanto tiempo yendo y viniendo a de país en país me armo un quilombo, necesito varios abogados y se que vos los conoces…

 -¿Me estas contratando?

-Sí, va a ser un lio. La mayoría de los investigadores están frustrados, así que vas a estar atareado. Pero si lo haces tendrás reconocimiento internacional.

-Lo voy a pensar. 

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