
Al día siguiente era domingo: cuando desperté, Damián ya no estaba en la cama. Hizo las preguntas de rigor pero sólo eso y hasta podría decirse q ue ni siquiera pareció demasiado interesado y que por momentos era más yo la interesada en explicar que él en escuchar. Ignoraba yo si su comportamiento al respecto se debía a que simplemente me dejaba manejarme con libertad o bien a que ya empezaba a tener una actitud resignada hacia mis excusas; de ser esto último, significaba que él ya estaba sospechando algo. Pero bueno, bien podía ser sólo mi imaginación. Durante […]