
Después del sexo nos quedamos un rato besándonos. -¿Somos lesbianas?- preguntó Ana al fin. No puede evitar soltar una risa sonora. -¿Qué ya no te gustan los chicos? ¿No te gustan las pollas, no quieres que te la metan nunca más? -Bueno, yo…- titubeó ella, ante lo que me reí de nuevo -No cielo, no somos lesbianas, solo buenas amigas. Aclarado este punto, que parecía preocupar a Ana, nos arreglamos, nos vestimos y fuimos a mi casa. No quería que Ana se quedase sola en ese estado, aunque parecía mucho mejor después del sexo, y le dije que se quedase […]