
La dulce e ingenua doctora que se volvió mi puta 2 Esa noche y a pesar que me lo rogó, Lara mantuvo su culito intacto. La razón por la que me abstuve de rompérselo no fue tanto su estado mental sino su físico. Todavía convaleciente de la operación, no creí necesario forzar sus heridas sodomizándola. Aun así nos pasamos toda la noche follando y solo el cansancio logró que esa mujer dejara mi verga en paz y se durmiera. Habiéndose diluido el efecto de las copas, la certeza que había abusado de su enfermedad volvió con más fuerza y las […]