
CAPÍTULO 7 Ya de nuevo en la comisaría, me fui a ver a Peláez y sin mayor prolegómeno, le solté que venía de ver a la víctima de Garcés y que la había convencido que cuando hiciera su declaración oficial, remarcara la responsabilidad de ese cabrón liberando de toda culpa a mi cliente pero que había un problema: ―¿Qué problema?― preguntó. ―Quiere un millón para ella y como comprenderás yo también quiero mi tajada. Me esperaba una negativa pero en vez de ello, levantándose de su asiento, contestó: ―Mi benefactor ya había reservado esa cantidad para ella, por lo que […]