
Un consejo: es conveniente, aunque no forzoso leer Cazatesoros: Sydney y las zapatillas rojas, Expedientes X: el regreso de las zapatillas rojas, Alias: La invasión de las zapatillas rojas y Crónicas de las zapatillas rojas: la camarera antes de leer esta historia. Gracias a Julio Cesar por la idea. Por Sigma Jill Castro se sentó en un cubículo del restaurante mientras un joven y solícito mesero colocaba los cubiertos y acomodaba la servilleta en su regazo con destreza. Pero no por eso desaprovechó la oportunidad de observar con cuidado el escote de la blusa de manga corta azul marino de la trigueña en […]