
Comprenderéis que esa noche durmiese fatal. En mi cerebro se acumulaban las dudas y los reproches. Por una parte, el comportamiento de Susana me desconcertaba pero lo que me resultaba más duro era el hecho de que fuera la novia de mi amigo. Aun sabiendo que no podía ir y contarle sin más, lo que había pasado, no podía dejar de torturarme el hecho de que de alguna extraña forma, había sido coparticipe de la lujuria de su pareja. Sin haberla tocado o alentado, no podía negar que había colaborado en su obsesión. Si de por sí, al levantarme tenía […]