
Al día siguiente, me levanté al alba, dejando a Sara dormida en la cama. Entre sueños la había oído llorar varias veces. También la sentí moverse con mi polla dentro, no se si ella se corrió, pero a mi me sacó una buena corrida y el descanso de mi polla. En el comedor estaba ya Tom a medio desayunar, me invitó a sentarme a su lado y me recomendó que desayunase bien, porque necesitaría energías para el trabajo. Terminamos y Tom tomó un paquete de una mesa. Dándomelo dijo: -¡Toma, no conviene que vayas desnudo por ahí! Abrí el paquete […]