
Que levante la mano aquél a quien no le gusten las colombianas. No os veo, pero imagino que no habrá muchas manos arriba tras vuestras pantallas. Y no es para menos, a mi particularmente me vuelven loquito. Con esos ojos oscuros, de mirada penetrante, esa piel aceitunada, esos cuerpos suaves, de caderas anchas, traseros grandes y pechos turgente. Y con esas voces dulces, que se regalan sobre los oídos, capaces de mover montañas y ríos, con solo un par de palabras. Esta es la historia de cómo conseguí zumbarme a una, mientras estaba de vacaciones. Estaba en la playa, […]