
Regresó a casa cuando casi era ya de madrugada y se sorprendió por aquella figura extraña. El muchacho, de 16 años, era alto, de más de 1 metro y 90 centímetros, pero demasiado delgado; no creyó que pesara más de 60 kilos. Su piel era de una palidez casi fantasmagórica y su pelo de un color entre cenizo y blanco. Algunas manchas en la piel indicaban donde hubo llagas por el sol y quizás alguna otra enfermedad no mencionada… todo eso era enmarcado en unas sandalias, bermudas y camisa hawaiana, que no se había cambiado desde el día anterior. En […]