
CAPÍTULO 10 A la mañana siguiente trabajaba, pero no por ello mi criada me permitió salir de casa indemne. Cumpliendo con el ritual al que me tenía acostumbrado, Simona me regaló una magnifica mamada al despertar. Asumiendo que para ella era necesario no puse inconveniente alguno en que recolectara mi semen antes de darme de desayunar la producción láctea que se había acumulado en sus pechos durante la noche. Con el estómago lleno, me despedí de ella y me dirigí hacía el garaje. Estaba encendiendo mi coche cuando la vi llegar corriendo y bajando la ventanilla, le pregunté qué pasaba. […]