Mikoto Amy, estudiante de segundo de ingeniería procedente de Japón ha llegado a Detroit para cursar un año de ingeniería en su prestigiosa universidad. Amy, a parte de una brillante estudiante, es sobrina del emperador de Japón, aunque no le gusta que la identifiquen como princesa, ya que se considera muy alejada de la línia de sucesión y no le interesa la política. Con sus 23 años posee un cuerpo bonito y atlético, mide menos de metro setenta y leva su larga melena suelta y perfectamente planchada. Lo que no saben sus compañeros de clase, y muy poca gente en Japón es que Amy durante su adolescencia recibió un duro entrenamiento por el más prestigioso maestro ninja de Japón. Durante más de 5 años convivió con su maestro y adquirió toda serie de habilidades mentales, atléticas, y de combate que la convierten en una luchadora casi sin parangón. Amy decidió usar sus habilidades para proteger a la gente y de noche vestida con su atuendo ninja y una máscara cubriendo su rostro adopta la personalidad de Shadow Angel, dispuesta a capturar a los delincuentes que son demasiado escurridizos para la policía. En su carrera como heroína solo se vio superada por una rival, Felina, ladrona que oculta su rostro bajo una máscara de gato.

Universidad de Detroit, viernes a la salida de clase.

Como acostumbraba desde que llegó a Detroit, al salir de las clases el viernes, Amy se dirigió a su céntrico apartamento, su intención era pasar el fin de semana repasando las asignaturas de la carrera y así poder obtener un rendimiento óptimo y a la noche salir como Shadow Angel en busca de los delincuentes a los que había seguido la pista durante la semana a través de la prensa local.

Amy caminaba pensativa por el Campus, pensando en esa banda de traficantes que llevaba semanas eludiendo a la policía cuando fue abordada por varios de sus compañeros de clase.

– Amy, ¿dónde vas tan deprisa? – Preguntó Tom, un chico rubio y atlético que se sentaba al lado de Amy en clase.

– Llevas des de que llegaste evitándonos durante los fines de semana.- Dijo Claire, una chica pelirroja, alta y esbelta.

– Sabéis que no es verdad, no os esquivo. En serio, el problema es que necesito el fin de semana para repasar las asignaturas y preparar las materias de la siguiente semana- Respondió Amy. Realmente si quería sacar un buen rendimiento universitario y continuar actuando como Shadow Angel debía sacrificar las relaciones personales con sus compañeros, los cuales le caían realmente bien, y lamentaba no poder salir con ellos el fin de semana. Especialmente en relación a Tom, chico con el que había empezado a sentir cierta atracción.

– Venga Amy, esta noche no están mis padres, así que hemos pensado cenar en mi piso y luego ver alguna película, jugar a las cartas… lo que surja.- Dijo Rubén un chico con el pelo largo y una profunda barba, de complexión robusta, las chicas del grupo estaban de acuerdo en que si se arreglara el pelo y vistiera con más estilo tendría más éxito con el sexo femenino.

– Si, estará genial, por que no te vienes?- Preguntó Elsa, una chica morena y bajita y las mejillas surcadas de pecas, un poco tímida pero buena estudiante. Ser la chica del grupo con menor tamaño de sujetador la incomodaba un poco, igual que no le gustaban sus pecas, consideraba que le daban un aspecto muy infantil. Pero no se podía negar que era atractiva. Si tuviera un poco más de confianza en si misma se daría cuenta como los chicos se giraban para mirarle su bonito trasero cuando pasaba.

– Sí Amy, vente, lo pasaremos genial. Nunca sales con nosotros el fin de semana, pero en cambio entre semana siempre eres la que más se ríe con nosotros cuando comemos juntos. Además, solo será la noche de viernes, sigues teniendo todo el sábado y domingo para las asignaturas. Así nos vemos un poco fuera de la universidad.- Insistió Tom.

– Vale… de acuerdo iré. A qué hora nos vemos?- La insistencia de Tom había terminado por convencer a Amy. Detroit podría pasar una noche sin Shadow Angel y realmente a ella le apetecía estar con Tom en un ambiente más informal, fuera de la universidad. Sus traficantes podrían esperar a la noche del sábado.

– A las 20.00 en mi casa. Hemos quedado que cada uno traerá algo para comer. Esperemos que nos traigas alguna delicia japonesa.- Dijo Rubén.

– Ahora que hemos conseguido que venga no la agobies con la comida. No hace falta que traigas nada, de verdad, yo traeré pizzas para todos y algo para picar. Mark se encargará de la bebida.- Dijo Claire señalando al tercer chico, que aún no había dicho nada. Mark era alto y de piel morena.

– De acuerdo, nos vemos luego. Ya intentaré sorprenderos con algo.- Dijo Amy mientras se despedía del grupo.

Amy llegó a su apartamento un poco nerviosa, pensando en como sorprender a sus nuevos amigos, especialmente a Tom.

Amy se presentó puntual en casa de Rubén, cuando le abrieron la puerta los dejó a todos con la boca abierta. Llevaba puesto un vestido tradicional de seda negra que le llegaba hasta las rodillas y con dos cortes a los laterales que subían hasta la cadera dejando sus bonitas piernas a la vista. Bajo el vestido llevaba unas medias de seda negra bajo las que se transparentaba su fina piel. Su cabello negro iba recogido en un moño. En una bandeja lacada llevaba varias raciones de sushi recién hecho y una botella del mejor sake.

Amy quería impresionar a Tom y lo había logrado, ni él ni el resto de chicos podían apartar su mirada de ella. Con un gesto Rubén la invitó a entrar y todos contemplaron como el vestido insinuaba su preciosa figura.

Claire, que para conseguir la atención de Tom se había vestido con una minifalda y un top ajustado, no pudo más que reconocer que la exótica belleza de Amy la había superado. En su interior deseaba que la japonesa diera un tropezón, se le subiera el vestido y quedara en ridículo delante de todos.

Durante la cena, Amy recibió toda la atención y todos, incluida Claire se volcaron en halagos hacia su sushi deliciosamente elaborado y lo delicioso que era el sake. Amy cortésmente elogió a Claire por la elección de las pizzas y a Mark por la deliciosa bebida que había traído.

Relamente Amy lo estaba pasando en grande con los chicos y no lamentaba haber aparcado a Shadow Angel por una noche. La ciudad sobreviviría un día sin su protectora. Evidentemente, la misteriosa justiciera enmascarada fue uno de los temas de la noche sin que ninguno de los presentes sospechara mínimamente que tenían enfrente a la famosa heroína.

Al cabo de un rato charlando y tomando algunos chupitos de alcohol, Rubén sacó una baraja de cartas.

– ¿Os apetecen unas partidas al póker?- Preguntó.

– Nunca he jugado, ni conozco las reglas.- Dijo Amy

Rubén indicó que las reglas eran muy sencillas. Tras varias partidas de prueba Amy llegó a dominar bien el juego. Aunque no acababa de entender del todo su dinámica, sus dotes de observación le daban ventaja para tender faroles o para intentar adivinar las intenciones de sus rivales.

– Venga ahora sí que empezamos en serio. ¿Qué nos apostamos, dinero, apuntes de la universidad…?- Preguntó Rubén.

– Ya que todos conocemos la mecánica del juego, porqué no jugamos fuerte y apostamos… Nuestra ropa?- Dijo Claire con una sonrisa picarona mientras miraba fijamente a Amy.

– ¿Qué? ¿Lo decís en serio?- Exclamó Amy al ver que todos de alguna forma u otra asentían a la propuesta.

– Qué pasa, tienes miedo de perder? O es que unos simples mortales como nosotros no pueden contemplar tu cuerpo de princesita?- Dijo Claire con clara intención de que Amy dijera que no y se marchara a su casa. Claire estaba molesta porque Tom no había apartado sus ojos de Amy en ningún momento.

– Perder, yo? Has pensado que puede que en menos de lo que te esperas te deje tal como viniste al mundo?- Replicó Amy.

– Bien, ya que todos estamos de acuerdo en apostarnos la ropa, qué os parece si introducimos otra variante para hacerlo más dinámico y divertido?- Dijo Mark – Si por lo que sea, alguien no quiera quitarse alguna prenda, deberá someterse a un reto que propondrá el que haya sacado la mejor mano. Podrá ser cualquier cosa, quién haya perdido si no acepta el reto siempre podrá desprenderse de una prenda o abandonar la partida.

Todos se mostraron de acuerdo. Amy se preguntaba si había sido una buena idea aceptar la partida y si no debería estar camino a casa. Pero la posibilidad de forzar a Tom a quitarse la ropa o a someterlo a un reto era demasiado tentadora, o quizá el alcohol había influido en su precipitada decisión. Sea como fuere, Amy era una chica segura de si misma y estaba convencida que su falta de experiencia en el póker la supliría con creces con su capacidad de observación y anticipación a los movimientos de sus rivales.

Los chicos despejaron la mesa y se sentaron alternando chicos y chicas. Tom llevaba una camisa apretada y unos tejanos, Claire una minifalda y un top escotado, Rubén llevaba pantalones negros y una camiseta de un grupo de rock, Elsa una falda hasta las rodillas y una camisa que disimulaba su cuerpo, Mark llevaba un pantalón de chándal y una camiseta surfera.

Las primeras rondas pasaron entre risas. Pronto quedaron todos sin calzado ni calcetines, Mark y Rubén estaban ya sin camiseta, los chicos estaban ansiosos por ver qué chica sería la primera en desprenderse de una prenda comprometida.

Amy perdió por segunda vez. La primera se había quitado sus bonitos zapatos. Ahora tenía el problema que su vestido era de una sola pieza y podía notar las miradas de todos sobre ella.

– Qué lástima por el vestido, realmente te queda muy bien.- Dijo Claire con una sonrisa, quería ver como Amy se moría de vergüenza o abandonaba la partida.

– Tienes razón, por eso sería una pena quitármelo.- Respondió Amy, que con un ágil gesto se quitó las medias. El vestido estaba tan bien diseñado que, para disgusto de todos, no mostró en ningún momento la ropa interior de la japonesa.

La burla de Claire no había pasado desapercibida a Amy, así que la ninja se aseguró que ella perdiera la siguiente ronda. Claire tenía que decidir entre el top o la falda. Se quitó el top, dejando a la vista un bonito sujetador de encaje de color rosa cubriendo sus bonitos pechos. Claire sonrió cuando se vio en el centro de las miradas de los chicos.

La siguiente en perder fue Elsa, que se quitó la camisa, revelando un sujetador negro. En las siguientes rondas Mark y Rubén se desprendieron de sus pantalones, quedando solo en calzoncillos. Por último, Tom perdió y se quitó la camisa ante la atenta mirada de las tres chicas, revelando un musculoso torso y unos abdominales definidos. La siguiente en perder fue Amy.

– Nos vas a deleitar con otro truquito o diremos adiós al vestido?- Dijo Claire – Claro que si te avergüenza mostrar tu cuerpo ante tus compañeros de clase siempre puedes abandonar la partida.

– Abandonar, yo?- Claire había tocado su fibra sensible. Amy por un momento pensó en repetir la misma jugada de antes y quitarse sus bragas pero pensó en el tatuaje de su pubis y qué pasaría si volvía a perder, así que se levantó y empezó a desabrocharse el vestido.

– Por fin la cosa se pone interesante.- Aplaudió Mark.

Poco a poco Amy fue bajando la cremallera del delicado vestido revelando su espalda, y poco a poco la prenda fue bajando por su cuerpo. Revelando un sujetador oscuro que contenía su voluminoso pecho y finalmente revelando un fino tanga a juego que cubría sus partes más íntimas pero dejaba su precioso culo al descubierto. Los chicos no pudieron resistir una exclamación al ver a Amy de aquella manera. Los acontecimientos no iban según Claire quería llevarlos, ella quería ver a Amy fuera de la partida o avergonzada, en cambio le estaba cediendo todo el protagonismo.

Claire decidió perder la siguiente mano aposta. Decidió quitarse la falda, de la forma más seductora posible, revelando un fino tanga de encaje rosa a juego con su sujetador. Cuando terminó, una sonrisa afloró en su cara. Volvía a tener la atención de Tom. También Elsa perdió una ronda, quitándose su falda revelando un a braguita brasileña que dejaba al descubierto la mitad de su bonito trasero.

– Caramba, quién iba a decir que bajo esa falda se escondía un culito tan mono.- Exclamó Rubén.- Si te vistieras de otra forma tendrías a media facultad detrás tuyo.-

Elsa replicó con una peineta.

En la siguiente ronda, Tom perdió sus pantalones, quedando ya todos los chicos en calzoncillos, y la siguiente la volvió a perder Amy.

– ¿Qué prenda te vas a quitar ahora? Creo que tengo claro cual será.- Dijo Claire burlona.

Realmente Amy no tenía muchas opciones, quitarse el tanga y dejar a la vista el humillante tatuaje que le había dejado Felina estaba completamente descartado. Por otro lado, quitarse el sujetador también era ir demasiado lejos. Solo tenía dos opciones.

– Proponme un reto!.- Dijo a un sorprendido Mark, que había obtenido la mano más alta en la ronda. El chico respondió casi al instante.

– De acuerdo, deberás bajar tal y como vas vestida por las escaleras, llegar al vestíbulo y llamar al timbre de afuera, y luego volver a subir. Si algún vecino sale a tirar la basura se llevará una grata sorpresa.- Dijo divertido.

– De acuerdo, acepto.- Dijo Amy para sorpresa de todos.

Los presentes contemplaron boquiabiertos como Amy salía del apartamento y, empujándose para mirar a través de la mirilla vieron como la japonesa bajaba poco a poco las escaleras. Amy se giró un momento y dirigió una sonrisa picarona a la mirilla por la que estaba segura la espiaban. Aprovechando su talento natural para el sigilo, bajar por la escalera sin hacer ningún ruido fue coser y cantar. Al llegar al vestíbulo esperó unos minutos a que no pasara nadie por la calle, salió y llamó al timbre. Los chicos esperaron unos segundos antes de abrir la puerta, pero Amy se había fundido en una sombra de la entrada y un hombre que pasó por delante del portal paseando un perro ni se percató de su presencia. Finalmente le abrieron la puerta y Amy subió hasta el piso. Al llegar vió algunas caras de decepción en los presentes, que deseaban que se hubiera cruzado con alguien. Había sido coser y cantar, si todos los retos eran así, Amy estaba segura que podía seguir perdiendo manos sin problema.

A la siguiente ronda Elsa abandonó la partida, no estaba dispuesta a perder más ropa ni a aguantar un reto como el que le habían propuesto a Amy, era demasiado tímida para ella. Se despidió del grupo asegurando haberlo pasado genial (cosa que era cierta) y agradeciendo a Amy otra vez por el trabajo de preparar el sushi y haber traído el delicioso sake.

Quedaban los tres chicos, Claire y Amy. La japonesa volvió a perder y esta vez fue Tom quien le propuso el reto. Tom iba a atar a Amy a la silla, si ella conseguía liberarse de las ataduras en menos de un minuto ganaba el reto, si no lo conseguía si o sí debía quitarse una prenda o abandonar el juego. Amy aceptó gustosa.

– En el palacio no jugabais con las cuerdas? Según tengo entendido los japoneses sois expertos en eso del bondage.- Dijo Claire picarona, a lo que Amy respondió con una carcajada.

Amy, a pesar de los intentos evidentes de Claire de avergonzarla, se lo estaba pasando en grande. Además disfrutaba viendo como los intentos de Claire eran en vano y a cada intento la japonesa salía reforzada. Por otro lado, Amy era una experta en escapar de todo tipo de ligaduras y ataduras gracias a su entrenamiento como ninja. Lo que nunca había contado a nadie es que des de el principio se había sentido excitada cuando la ataban aunque nunca había practicado el bondage con nadie. “Con nadie excepto una ladrona llamada Felina” recordó Amy quitándose el recuerdo de su cabeza. El hecho que Tom fuera a atarla la tenía excitadísima y nada ni nadie iba a estropear ese momento.

Al cabo de unos instantes, Rubén entregó a Tom varios cordones. Todos los presentes estaban pendientes de Amy. Primero Tom con delicadeza ató las manos de Amy detrás de la silla, luego con otra cuerda sujetó su cintura y la parte baja de sus pechos. Tom no podía disimular su erección hecho que divertía a Amy y solo deseaba que los presentes no se dieran cuenta de como de excitada estaba. Seguro que a través de su finísimo tanga había empapado la silla. Amy deseaba que Tom se intentara aprovechar de ese momento, que la manoseara un poco. Amy tiró su cuerpo hacia delante, tocando a Tom con su sujetador, el chico pareció no captar la indirecta y no hizo ningún ademán para aprovecharse de la chica a la que estaba atando. Finalmente Tom ató sus pies a la silla. Antes de empezar la cuenta atrás Mark quiso asegurarse que las ataduras eran firmes y que no había trampa, convencido inició la cuenta atrás.

Le hubiera bastado a Amy menos de 20 segundos para liberarse de las toscas ataduras, de nudos mucho peores había salido en menos de un minuto. Pero si lo hacía demasiado evidente, el grupo sospecharía de sus habilidades, así que intencionadamente dejó pasar el tiempo fingiendo que le costaba liberarse, para deleite de los presentes, que disfrutaban viendo como luchaba contra sus ataduras. Para decepción de todos, a los 55 segundos Amy estaba libre de sus ataduras y con una sonrisa en la cara.

La siguiente ronda la perdió Claire y la mano ganadora era de Amy. La pelirroja no quería desprenderse aún de su ropa interior así que pidió a Amy que le planteara un reto. Amy pensó en tomarse una pequeña venganza por los recientes comentarios de Claire y propuso a la chica que se levantara, pusiera sus manos contra la pared y recibiera un par de azotes en el trasero de parte de cada uno de los presentes. La chica aceptó gustosamente y uno a uno, los chicos fueron azotando su lindo culo. Finalmene Amy le dio un par de cachetadas y notó como Claire tenía el tanga empapado. La chica también lo estaba pasando en grande y no parecía avergonzada por los azotes recibidos. Habría que pensar en otra cosa para quitar esa permanente sonrisa de la cara de la pelirroja.

Los tres chicos habían quedado encantados con el reto al que se había sometido Claire, así que interiormente todos llegaron al acuerdo que debían hacer todo lo posible para que fuera siempre una chica la que perdiera la ronda. Ninguna de las dos parecía querer abandonar el juego ni estar dispuesta a desprenderse de ninguna prenda de ropa más. Los tres chicos estaban ansiosos por saber cómo de lejos podían llegar con el juego. Elsa se había retirado hacía un rato pero ni Amy ni Claire parecían dispuestas a rendirse fácilmente. Ninguno de los varones intentaba disimular la erección que marcaban sus calzoncillos.

Amy volvió a perder otra ronda, siendo Claire la ganadora. La pelirroja quería dejar fuera de juego a la japonesa si o sí, de forma que cuando Amy optó por el reto decidió explotar la única debilidad que le conocía.

– Debes mostrarnos cualquier tatuaje que tengas en el cuerpo.- Dijo Claire con una sonrisa victoriosa en la cara.

– Serás zorra.- Masculló Amy entre dientes visiblemente enfadada. Si las miradas mataran, la pelirroja habría caído fulminada al instante. Claire le había asegurado en el vestuario que no diría nada acerca de su tatuaje en el pubis (un “regalo” de su encuentro con Felina).

Para nada del mundo iba a mostrar su tatuaje ante los chicos, no iba a regalarles una visión de su rasurado pubis y no quería que Tom se llevara una imagen equivocada de Amy al ver su atrevido tatuaje (“en qué momento pensé que un tatuaje en el pubis era una buena idea, debería haber pedido a Felina que me lo hiciera en el tobillo como lleva casi todo el mundo, pero no, tuve que pensar en la reacción de mi familia al verme con un tatuaje” pensó la japonesa manifiestamente enfadada).

– ¿Claire, Amy, hay algún problema, se puede saber qué es ese rollo del tatuaje?- Preguntó Tom a ver la mirada de ira que la japonesa dirigía a la pelirroja.

– Veo entonces que te rindes. Continuaré el juego con los chicos entonces. Nos vemos el lunes.- Dijo Claire a Amy con una sonrisa.

– ¿Rendirme? Ni lo sueñes.- Dijo Amy mientras llevaba sus manos a su sujetador.

Por unos instantes ninguno de los presentes dijo nada, como hipnotizados contemplaban como la japonesa se quitaba el sujetador, revelando unos grandes, redondos y preciosos pechos, quedando únicamente su diminuto tanga cubriendo su piel. Ni en el mejor de sus sueños los chicos pensaron que el juego del strip poker podría llegar tan lejos. Ya se sorprendieron cuando las tres chicas se quedaron en ropa interior, pero ver los pechos de Amy, que no solamente era una belleza sino que además formaba parte de la familia real japonesa, era mucho más de lo que pudieron llegar a imaginar.

Otra vez la jugada no había salido como Claire esperaba. Estaba segura que con ese reto Amy quedaría fuera de juego, sabía que la chica para nada del mundo se atrevería a revelar su atrevido tatuaje, pero tampoco esperaba que tuviera el atrevimiento de quedarse en topless ante la atenta mirada de los chicos. Tom no apartaba los ojos de los pechos de Amy, pechos que Claire no pudo más que reconocer que eran perfectos. Se notaba como la disciplina deportiva de Amy la había dotado de un cuerpo envidiable.

En la siguiente ronda, Amy tuvo la oportunidad de tomarse la revancha con Claire y antes que la pelirroja escogiera, ya le había planteado el reto al que se debería someter si no se desprendía de una de sus prendas.

– Deberás bajar las escaleras hasta la calle, y a gatas, como si fueras una gatita callejera, deberás dirigirte hacia la esquina de la calle acompañando cada paso que des con un maullido, darte la vuelta y volver gateando y maullando hasta el edificio y te abriremos la puerta. Des de la ventana del comedor controlaremos que lo hagas bien, si no oímos tus maullidos no te abriremos.- Dijo Amy divertida.

– ¿Qué estúpida idea es esa?- respondió Claire.- Si a toda una princesa japonesa no le importa estar en topless delante de sus amigos, por qué debería avergonzarme a mí, una simple plebeya?.- Replicó la pelirroja mientras se desabrochaba el sujetador ante la atenta mirada de los presentes.

Otra vez se hizo el silencio mientras Claire dejaba sus grandes pechos al descubierto, unos grandes pechos de tez pálida con unos pezones muy rosados. Interiormente ambos chicos llegaron a la conclusión que los pechos de Claire eran más grandes y sus pezones más rosados que los de Amy pero que la japonesa tenía unos pechos mucho más firmes que Claire. Los tres chicos soñaban en lo que podrían hacer con los pechos de las chicas cuando empezó la siguiente ronda.

Amy, molesta por el atrevimiento que había tenido Claire al insinuar lo de su tatuaje, hizo gala de toda su habilidad para prever las intenciones de la gente, y otra vez, adivinando el farol de Claire, ganó la ronda a la pelirroja. Claire por segunda vez consecutiva volvía a estar en manos de Amy y solo le quedaba un diminuto tanga como prenda. Resignada le dijo a Amy que le planteara un reto, la japonesa, disfrutando del momento, lo pensó unos instantes y le propuso la prueba.

– Muy bien, tu reto será… Deberás arrastrarte por el suelo como una lagartija hasta la cocina, coger un tarro de miel, verterlo por encima de tu cuerpo y volver reptando hasta la mesa.- Dijo Amy con voz firme y una sonrisa de satisfacción.

– Qué?…- Claire empezó a protestar, pero la opinión de los demás era unánime. El reto había sido planteado y Claire debía cumplirlo o como alternativa abandonar la partida o entregar su última pieza de ropa.

El reto había ido demasiado lejos, Claire estaba furiosa con la japonesa, Amy quería humillarla, la partida había ido más allá del divertimiento, pero no iba a dar la satisfacción a la japonesa de verla abandonar. Poco a poco Claire se recostó en el suelo, dando a los presentes una linda visión de su culito y con ayuda de las manos y los pies se fue arrastrando hacia la cocina.

– ¿De dónde sacas esas ideas para los retos?- Preguntó Rubén- ¿Qué es, algún tipo de castigo a la japonesa o algo así?

– Algo así.- Respondió Amy pensativa “Maldita Felina, mira en lo qué me has convertido, en una zorra dominante” pensó para si misma mientras miraba divertida como Claire había llegado a la cocina y vertía sobre su cabeza el tarro de miel.

La miel resbaló por el pelo de Claire, llegando hasta los hombros y poco a poco descendiendo por su cuerpo, deslizándose por sus pechos, su espalda, su trasero… Los chicos la miraban hipnotizados. Cuando todo su cuerpo estaba impregnado de miel, Claire volvió arrastrándose hasta la mesa, dejando un rastro de miel y sudor por el piso. Cuando se sentó, Claire se volvía a sentir dueña de la situación, el reto había sido menos humillante de lo que había imaginado y ahora todos los chicos tenían la mirada fija en ella. La pelirroja había salido mejor librada de lo que Amy esperaba. La japonesa admiraba el comportamiento estoico de Claire ante el reto, Shadow Angel no había sido capaz de mantener su dignidad cuando Felina la había obligado a arrastrarse hasta el tanque de azúcar fundido. Distraída en sus pensamientos, Amy no se dió cuenta que acababa de perder la siguiente ronda. Rubén proponía el reto.

– Ya que fue idea tuya lo de la miel, y mira como está pringando el piso de mis padres, deberás limpiar el suelo y el cuerpo de Claire de miel solo utilizando tu lengua.- Propuso para deleite de los otros chicos.

Amy tuvo un deja-vu cuando escuchó la propuesta. Recordó cuando Felina la tenía esposada, completamente inmovilizada y con su lengua y sus manos recorría el cuerpo de la derrotada Shadow Angel, lamiendo el azúcar con el que estaba impregnado el cuerpo de la heroína.

– Espero que eso no me cause diabetes.- Dijo Amy mientras se levantaba y primero empezó a lamer los restos de miel del suelo.

La miel del suelo, mezclada con el sudor de Claire, tenía un gusto particular que excitaba a Amy. La japonesa siempre se había considerado heterosexual y nunca había sentido atracción por nadie de su mismo sexo. Pero esa perspectiva había cambiado desde su encuentro con Felina. La villana le había demostrado que una chica era capaz de excitar a Amy en sobremanera y procurarle un placer que nunca había sentido con ninguno de los chicos con los que discretamente (y a escondidas de su familia) había mantenido cortos romances. Mientras terminaba de limpiar el suelo, Amy se preguntaba como sería el cuerpo de Claire y si su lengua causaría la misma reacción en la pelirroja que la lengua de Felina había causado en el cuerpo de Shadow Angel.

Cuando llegó al cuerpo de Claire, Amy la hizo levantar de la silla y decidió empezar por su cara. Poniéndose de puntillas (la pelirroja superaba a la japonesa en estatura) lamió primero la poca miel que quedaba en su cabeza, continuando por sus orejas, sus mejillas, su cuello. Los chicos no pudieron evitar una exclamación al ver a Amy lamer la miel de los pechos de Claire. Ni en sus mayores fantasías habían llegado a imaginar tal cosa.

Claire no pudo reprimir gemidos de placer cuando la lengua de la japonesa recorría su cuerpo, lamiendo sus pechos, entreteniéndose en su barriguita y su espalda, eliminando cualquier rastro de miel con su hábil lengua. Amy llegó a su culito lamiendo hasta la última gota de miel de su bien redondeado trasero, solo faltaba retirar la miel que había quedado en el tanga de la pelirroja.

Sin reparos, Amy se situó ante el pubis de Claire y empezó a lamer el tejido de encaje de su tanga. La fina tela permitía a Claire sentir la lengua de Amy sobre su clítoris y su vagina, como si le estuviera realizando un cunilingus. Amy usó lo que había aprendido de Felina, deteniéndose el tiempo justo en el clítoris de Claire para excitarla hasta lo indecible pero sin permitir que la chica llegara al orgasmo. Los gemidos de Claire se hicieron más evidentes, la pelirroja quería llegar al orgasmo pero la japonesa hábilmente retiró la miel del delicado tanga antes que Claire se pudiera correr. Los chicos ante el espectáculo no habían podido evitar masturbarse, aquello era mucho más de lo que nunca podían llegar a imaginar que pudiera suceder. Amy estaba disfrutando mucho más de lo que estaba dispuesta a reconocer y la excitaba en sobremanera jugar de esa forma con el cuerpo de Claire delante de Tom. Nunca había pensado que una situación así, que debería ser embarazosa para ella, pudiera tenerla tan excitada.

-Ya está, creo que no me he dejado nada.- Dijo Amy cuando terminó de lamer la última gota de miel del cuerpo de Claire. Los tres chicos asintieron al unisono y Claire, agotada por la frustración de no haber obtenido su orgasmo se dejó caer de nuevo en la silla.

Ambas chicas estaban tan excitadas que perdieron la siguiente ronda en igualdad de puntos. Mark proponía el reto.

– Creo que lo que voy a proponer va a contar con la unanimidad de los presentes.- Empezó Mark.- Ambas habéis perdido en igualdad de puntos y habéis decidido someteros a un reto, bien os propongo un reto conjunto. Ambas deberéis hacer intentar llegar al orgasmo a la otra, con ese reto daremos por terminada nuestra partida de póker. La chica que más resista el orgasmo será proclamada la ganadora de esta noche y la que llegue primero al orgasmo le concederemos una honrosa medalla de plata.

Los otros chicos no podían estar más de acuerdo. El cebo había sido lanzado, solo faltaba saber si las chicas caerían en él o, en el peor de los casos, se plantarían y abandonarían la partida. Los tres chicos estaban excitadísimos y esperaron ansiosos la respuesta de las chicas.

– Aceptamos el reto.- Dijeron ambas chicas al unisono mirándose fijamente.

Los chicos no pudieron evitar una exclamación de alegría y se pusieron cómodos a disfrutar del espectáculo.

Amy cogió a Claire y la tumbó en el suelo, con su mano jugueteaba con la entrepierna de la pelirroja mientras con su lengua lamía su cuello buscando excitar a su rival al máximo. Claire, reaccionó inmediatamente colocando su muslo en la entrepierna de la asiática, buscando el roce con su clítoris mientras con sus manos jugaba con los jugosos pechos de la japonesa. Ambas chicas no disimulaban sus gemidos de placer pero estaban dispuestas a resistir al máximo para alzarse con la victoria. El juego había llegado demasiado lejos pero llegados a este punto ninguna de las dos estaba dispuesta a regalar la victoria a su rival. Amy aplicó sobre el cuerpo de Claire lo que había aprendido de Felina, lamía y acariciaba los mismos puntos que habían hecho vibrar de placer a Shadow Angel mientras era cautiva de la ladrona. Por otro lado Claire no parecía una desconocida sobre el cuerpo femenino, sus lametones y caricias se lo ponían muy difícil a Amy.

Los chicos alucinaban con el espectáculo que tenían enfrente y no podían resistir su deseo y de nuevo empezaron a masturbarse ante las chicas. Los varones ya se habían corrido un par de veces pero ambas chicas aún resistían los los placenteros envites de su rival.

Claire decidió hacer una apuesta fuerte y mientras con una mano acariciaba el clítoris de Amy, deslizó la otra hacia el trasero de la asiática y presionó su ano con su dedo.

– Qué te parece eso? Te gusta?- Le susurró al oído, a lo que Amy no pudo reprimir un gemido de placer. Claire lo estaba haciendo realmente bien y Amy sabía que no resistiría mucho tiempo más.

Aplicando las técnicas sobre autocontrol corporal que había aprendido de su maestro, la japonesa siguió resistiendo y haciendo gala de una agilidad envidiable se dio la vuelta y acercó su boca al pubis de Claire y con su lengua empezó a lamer su entrepierna.

Claire no pudo reprimir un gemido de placer. Aunque llevaba su tanga, el fino encaje no ofrecía ninguna protección ante la lengua de Amy, y la pelirroja notaba sus lametazos como si no llevara nada. Amy lo estaba haciendo mejor de lo que Claire había imaginado y la estaba poniendo contra las cuerdas.

Aprovechando la situación de sus cuerpos, Claire decidió acercar también su lengua a la vagina de Amy y empezó a lamer a la asiática mientras con su dedo seguía manteniendo la presión de su dedo sobre el culito de Amy. A ninguna de las chicas le importaba tragar los fluidos de su rival. Amy estaba segura que su capacidad de autocontrol era superior a la de Claire i que se alzaría con la victoria, pero el dedo de la pelirroja haciendo presión contra su ano era un estímulo con el que no contaba la asiática.

Amy intentó hacer lo mismo intentando buscar con la mano el culito de su rival, pero Claire, notando la maniobra y aprovechándose de que estaba debajo de la otra chica, apretó su cuerpo contra el suelo de forma que Amy no pudiera rozar su ano con su mano.

La japonesa, frustrada por la maniobra de Claire, desistió de buscar su trasero y dirigió su mano hacia la vagina de Claire, acariciando sus labios. El doble estímulo en su vagina, con la lengua y la mano a la vez, fue más de lo que la pelirroja podía soportar y por mucho que intentó resistirse, no pudo evitar sentir un intenso y desenfrenado orgasmo que no pudo disimular.

A la vez, la lengua de Claire sobre el clítoris de Amy sumada al estímulo que le causaba en su culito con el dedo, superó cualquier resistencia que la japonesa intentaba ofrecer. Al mismo tiempo que Claire, Amy no pudo resistir más el placer y se dejó vencer por un apasionado orgasmo, acompañado de un intenso gemido de placer.

Los chicos miraban alucinados, ambas chicas habían llegado al orgasmo a la vez, algo completamente increíble. Durante unos minutos nadie dijo nada, ambas chicas quedaron tumbadas una encima de la otra, sudando y jadeando. Los chicos clavados en su silla no se atrevían a decir nada. Amy rompió el silencio.

– ¿Todas vuestras cenas terminan así?- Preguntó con una sonrisa mirando a Claire. La pelirroja se sumó a la ironía con una sonora carcajada, seguido de un intenso aplauso por parte de los chicos.

Hubo unanimidad en proclamar un empate y nombrar ambas chicas ganadoras del concurso. Mientras todos reían y comentaban lo intenso, loco y divertido que había sido todo, Amy notó como Tom no apartaba sus ojos de ella en ningún momento. La japonesa le aguantó la mirada hasta que fue el momento de despedirse.

Aquella noche, Mikoto Amy durmió plácidamente con una sonrisa en la cara. Y en sus sueños, por primera vez en bastante tiempo, no aparecieron imágenes de delincuentes.

El lunes siguiente. Universidad de Detroit

Como era habitual, antes de empezar las clases, Amy sometía su cuerpo a un duro entrenamiento en el gimnasio. En el vestuario se encontró con Claire, que también se había aficionado al deporte por la mañana.

– Menudo espectáculo dimos a los chicos el viernes, eh?.- Le dijo Amy en un susurro.

– Y tanto! Les dimos un show que no olvidaran en la vida.- Respondió Claire con una carcajada.- Y yo que pensaba que eras una recatada y estrecha princesa.

– Lo de princesa, te lo dejo pasar, pero estrecha y recatada, yo?- Respondió la japonesa con una sonrisa.

– Si si, fuiste la revelación de la noche. Nos bien sorprendiste a todos. Lástima que Elsa no se quedara al final.

– Si, creo que a Elsa le falta tener un poco de confianza en si misma, sentir que tiene un cuerpo atractivo.- Respondió Amy.

– Por cierto, te debo una disculpa por sacar a relucir lo del tatuaje, sé que es algo que de momento quieres mantener en secreto y no quería traicionar tu confianza. Mi opinión ya la conoces, es que te queda muy sexy. Ojalá tuviera el atrevimiento de hacerme uno igual.- Dijo Claire.

– No te lo recomendaría.- Dijo Amy con una sonrisa.- No te preocupes, creo que el viernes dejamos atrás cualquier roce o rivalidad entre nosotras. No te lo tuve en cuenta.- La japonesa le guiñó el ojo.

– ¿Sabes?- Añadió Amy.- De hecho me estoy acostumbrando a él. Al principio me causaba cierto rechazo y pensaba en dejarme crecer el vello púbico para disimularlo. Pero cuanto más pienso en él más atractiva me siento con esa pequeña huella felina.

– Autoconfianza o algo así dijiste que representaba no?.- Respondió Claire.- Aunque es muy atrevido ni se te ocurra dejarte crecer el vello, te queda muy sexy el pubis depilado.

Con una sonrisa, ambas chicas se vistieron y se dirigieron a la clase. Por el camino se encontraron con Elsa.

– Hola chicas, qué tal terminó la fiesta?

– Un poco intensa. Creo que la próxima vez mejor dejamos el póker y vamos al cine o algún plan más tranquilo.- Dijo Amy. Claire y Elsa respondieron con una sonora carcajada.

– Sí, eso del póker es más agotador de lo que uno cree.- Dijo Claire guiñando el ojo a Amy.- Una pena que no te quedaras hasta el final. Sabes quién ganó? Las chicas nos proclamamos campeonas absolutas.- Añadió Claire haciendo el gesto de la victoria con los dedos.

– La próxima me quedaré hasta el final. Veo que lo pasasteis realmente bien.- Añadió Elsa.

Mientas las tres chicas se dirigían a clase, se cruzaron con Tom, Ruben y Mark que las miraron embobados. Rubén se percató que en lugar de una de sus faldas poco atractivas, Elsa ese día llevaba un short apretado y se sorprendió a si mismo mirando la forma de su culito. Alzó la vista y descubrió que el nuevo look de Elsa no había pasado desapercibido al resto de chicos del pasillo.

CONTINUARA…

PD: Espero que les haya gustado ese relato tanto como a mí escribirlo, no se si se puede considerar un relato de superhéroes. En su segunda aventura, quería hacer algo diferente, quería explorar la relación de Amy con sus compañeros de clase y quería una situación en que el tatuaje diera algo de juego. En su próxima aventura Shadow Angel volverá a la acción. Como siempre, no duden en comentar qué les ha parecido el relato y en escribir cualquier sugerencia que tengan, estoy abierto a incorporar vuestras propuestas e ideas en futuras aventuras de la heroína ninja

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