Universidad de Detroit. Viernes

Amy llevaba unos días con un humor de perros y sus amigos no entendían qué le pasaba. En las últimas semanas tres profesores de la universidad habían sido asesinados. Tres asesinatos que habían ocurrido enfrente de sus narices y no tenía ninguna pista sobre el móvil del crimen ni la conexión entre las víctimas. Únicamente conocía la causa de la muerte, una potente toxina inyectada en el cuello a través de algún tipo de aguijón o jeringuilla

Aquel día Amy estaba especialmente de mal humor, no solo no tenía ninguna pista sino que además sus amigos ante su mal carácter la estaban evitando. Al finalizar las clases al mediodía, Amy se dirigió al comedor de la facultad, rellenó una bandeja con lo que le apetecía y fue a sentarse con sus amigos en su sitio habitual. Al dirigirse allí, casi deja caer la bandeja de la sorpresa.

Junto con sus amigos, al lado de Tom y cogiéndole del brazo había una chica que Amy no había visto nunca. Parecía algo más joven que la japonesa, quizá de uno o dos cursos menos, con una abundante melena rubia y unos preciosos ojos azules. Pero no era ni su cabellera ni sus brillantes ojos lo que Tom miraba en la chica, Tom tenía la mirada fija en el generoso escote de la rubia, que mostraba unos grandes y firmes senos. La chica le decía algo a Tom y él, sin apartar la mirada de sus pechos sonreía. La verdad es que no era solo Tom, Ruben y Mark tampoco podían apartar la mirada de ese hipnotizante escote.

“Joder! Todos los tíos son iguales, les pones un buen par de tetas delante y pierden el mundo de vista” pensó Amy molesta. Aunque la japonesa no lo reconociera, ella también se había quedado embobada mirando los senos de la chica. “Esos pechos son de otra dimensión” pensó. Fueron las palabras de la chica las que sacaron a Amy de sus pensamientos.

– Me gustas mucho Tom. ¿Quieres que follemos?- Dijo la rubia sin pudor alguno, haciendo sonrojar al chico y a toda la mesa.

Aquellas palabras sacaron a Amy de sus casillas. Todo el mal humor que iba arrastrando durante esos días afloró en unos instantes. Con una expresión visiblemente enfurecida Amy se acercó a la mesa. 

– Ho… Hola Amy, quiero presentarte a… Marina.- Dijo Tom balbuceando. Pero Amy no le hizo ni caso.

– Mira niña no se quién eres pero no puedes ir así por la vida.- Dijo Amy mientras agarraba a la rubia por el hombro con intención de levantarla de la mesa.

Pero para sorpresa de Amy, al intentar levantar a la chica, no solo la levantó sino que, como si Amy tuviera una fuerza sobrehumana, la chica salió despedida y fue a dar de bruces en el suelo. “Imposible! No he hecho tanta fuerza, esa chica parece pesar menos que una pluma” pensó Amy sorprendida. Pero el mal ya estaba hecho, sin tener esa intención, la japonesa había tirada a la rubia al suelo. La gente de las mesas de alrededor se giraron sorprendidos para ver que había pasado.

– Amy, se puede saber qué mosca te ha picado?- Dijo Tom enfadado mientras se acercaba a la chica.- ¿Estás bien Marina?

Al parecer a la chica le dolía horrores el brazo, se lo sujetaba con una muesca de dolor en la cara.

– Imposible, no he hecho tanta fuerza… seguro que debe ser el susto.- Intentó justificarse Amy.

– Ya basta, no se que te pasa últimamente pero hoy te has pasado.- Dijo Tom mientras cogió a la chica del brazo y la llevó a la enfermería. Solo Amy se percató de la sonrisa pícara que le dirigió la chica antes de salir del comedor cogida al brazo de Tom.

– Tiene razón Amy, últimamente estás muy rara. Entiendo que tuvieras un ataque de celos, pero para tu información la chica acaba de llegar hace unos días de España y no conoce a nadie en la universidad. Únicamente la estábamos ayudando a hacer amigos.- Dijo Claire.

– Pero… no he podido hacerle daño…además ¿qué amigos pretende hacer preguntando a la gente si quiere follar con ella?- Replicó Amy.

– A ver, un poco buscona la chica sí que es, pero eso no justifica tu actitud. Nos caes muy bien, pero esta vez te has pasado.- Dijo Elsa.

Herida en su orgullo, Amy prefirió comer sola en una mesa a parte. Al volver a las clases, Tom faltó a la primera hora.

Que quién soy? He tenido muchos nombres, la mayoría ni los recuerdo. Ahora podéis llamarme Marina, acabo de llegar a Detroit desde Cádiz, España, hace unas semanas. Ya os contaré luego el motivo. He empezado primero de ingeniería así que se podría decir que tengo 21 años. No conozco a casi nadie y siempre he comido sola. Hasta que llego y… ¡qué tio más guapo estaba allí sentado! Parecía el mismísimo Poseidón. Así que me siento a su lado y el chico empieza a contarme cosas sobre la Universidad. Hasta que aparece esa japonesa aguafiestas. No es que sea débil, mi cuerpo es fuerte pero digamos que… no tengo estructura ósea, ello me concede muchas ventajas pero uno de los inconvenientes es que apenas peso 10 kilos. Así que la japonesa me levantó con facilidad. ¿Daño? No me hizo ningún daño, pero no me gustó la forma en que miraba a ese chico tan guapo, al parecer le molestó que estuviera sentada a su lado, ¡sólo estábamos charlando! Ni que nos hubiera pillado en la cama. Así que para molestarla hice ver que me dolía el brazo. Excusa perfecta para llevarme ese chico a la enfermería. Mala suerte la mía, esa enfermera vieja no nos dejó ni un momento de intimidad, yo quería gozar unos momentos tumbado en la camilla con ese chico pero esa mujer no nos quitaba el ojo de encima. Al final me aburrí y me fui. Ese chico tenía que ser mío, pero él no dejó de hablar de esa chica japonesa. Tendré que hacer algo”.

-¡hola chicos! ¿por que me saludais con la mano izquierda? ¡ah! ¡jugais a un videojuego mientras leeis! para que luego digan que los hombres no haceis varias cosas a la vez. Si os interesa, sabed que acabo de llegar a Detroit hace unas semanas desde Cádiz.El motivo… Digamos que hay gente que odia la vida, la gente que cree que puede destruir la vida y salir impune, esas criaturas no merecen el don, no merecen la vida.”

Mientras Marina habla como se se dirigiera a algún espectador, tentáculos como serpientes surgen de sus manos.

-oh perdonad, pero cuando me enfado no soy yo misma ¿sabeis?- dijo Marina con una sonrisa – me he infiltrado en esta universidad, la verdad tenéis unas vidas divertidas y ese chico…

A Marina le brillaron los ojos.

-¡ese Tom! ¡Parece el mismísimo Poseidón! me tomé la libertad de espiarle en la ducha y ¡que herramienta! así que me decidí hacerme amiga suya.

Marina cambió de feliz a enfadada.

-¡hasta que esa japonesa aparece! ¡esperad! os hago un dibujo.

Escribe en un papel y muestra un torpe dibujo de Amy en versión fea con dientes cubiertos de espuma y goteando le sangre en la entrepierna con una flecha señalando “menstruación permanente”

-¡y no solo eso! ¡me lanzó por los aires! ¿acaso ese chico es propiedad de alguien? ¡NO! ¿que me he hecho daño? ¡ohhh! sois muy amables, acercaros un momento, tengo un secreto que contaros.

-puede que sea exteriormente una chica despampanante de 21 orbitas solares, pero… la clave esta en el interior.

Marina sonríe.

-ji ji ji, como en las películas de Disney, en serio, no poseo huesos, por dentro soy gelatina, pero fingí dolor para estar con el chico en la enfermería… solos…un chico y una chica.

-pero no, no no no no, la vieja pelleja de la enfermera no nos quitaba el ojo de encima. Y lo peor de todo fue que Tom parecía tener una sola persona en su cabeza “Amy esto, Amy lo otro” no podía articular dos palabras sin pronunciar su nombre ¿que tiene esa chica?

– En fin, alguien tendrá que enseñarle a esa japonesita que no puede ir por el mundo adjudicándose la propiedad del chico más guapo de la tierra. En serio, ella no le llega a la suela del zapato, Tom necesita alguien… como yo.

Marina se miraba los pechos

-esta claro que esa Amy tiene algo más que “armamento pesado” me desviare de mis obligaciones y…

Marina saca una lupa.

-hagamos trabajo de detectives.”

Al salir de clase, Amy se dirigió rápidamente a su apartamento y se enfundó en su traje de Shadow Angel. Fue una noche movida. Amy regresó con las primeras luces del alba completamente agotada. Durante esa noche había desmantelado un burdel clandestino y liberado a las chicas que tenían esclavizadas. De paso, por fin había dado una buena lección a ciertos pandilleros. Debería estar contenta, pero seguía molesta porque su investigación sobre la muerte de los profesores seguía en punto muerto. Agotada, se quitó el traje y se tumbó desnuda en la cama. No tardó en quedarse profundamente dormida. Se levantó cerca del mediodía con una sensación extraña en su cuerpo, se sentía sudada y empalagosa. Lo atribuyó al agotamiento.

“-¿Qué hice al salir de clase? Obviamente seguir a esa guapetona japonesa, alguien tenía que darle una lección y ese alguien sería yo. Así que me planté frente a la puerta de su apartamento.

-jo, cerrada, ¡lectores! ¡¿me decis como puedo pasar?!

De repente se le enciende la bombilla, se fija en la cerradura, muy pequeña para que quepa su ropa, así que Medusa empezó a desvestirse y ordenar su ropa en el suelo.

Unchico que bajaba a pasear el perro se detuvomirándola durante largo tiempo, Marina lo vio y le saludó con una sonrisa. El chico a parte de su excitación notó otra sensación que le erizó el pelo, su perro se había puesto tenso de golpe. Sin saber porqué, optó por volver a su piso y cerrar con llave.

-¿que chico más raro ¿no? – dijo Marina a los lectores mientras colocó su mano en la cerradura y poco a poco, entró el brazo, el hombro, la cabeza, su cuerpo, hasta llegar al otro lado, Marina se dirigió a los lectores diciendo en voz baja.

-¡¿a que es practico no tener organos y huesos?!- Dice Marina una vez dentro del piso de Amy- uy shhhhh veo que se cambia, es hora de que veais o mejor dicho, no veais una de mis habilidades.

Su cuerpo empezó a desaparecer de la vista, siendo invisible.”

Para decepción de Marina, llegó a la habitación de Amy justo para ver como la japonesa se terminaba de enfundar en un traje oscuro y de un salto a través de la ventana desaparecía en la oscuridad de la noche.

-Y ahora qué hago? Tendré que esperar a que vuelva- Dijo Marina con un gesto de aburrimiento”

Mientras esperaba el regreso de Amy, Marina empezó a fisgonear en el apartamento de Amy. Primero fue a la cocina a picar algo, abrió la nevera e inmediatamente la cerró con un gesto de asco al ver un salmón dentro. Luego se dedicó a fisgonear en todos los armarios y rincones.

– Así que tu también escondes más de un secretito” Dijo Marina para si misma al abrir un compartimiento oculto bajo la cama de Amy. Dentro había diversa ropa negra de resistente tejido pero lo que más le llamó la atención fue descubrir entre la ropa varias katanas y todo tipo de armas blancas, cuchillos afiladísimos, espadas cortas, estrellas afiladas, un arco corto con un carcaj de flechas e incluso una ligera lanza desmontable. También encontró una carpeta con distintos recortes de periódicos, algunos sobre los asesinatos de tres profesores de la universidad y otros que hablaban sobre una misteriosa heroína, una tal Shadow Angel.

Vaya vaya, parece que el delfín se ha metido en la guarida del tiburón. Veremos quién termina siendo la presa y quien el cazador- Pensó Marina divertida

Con la información obtenida, optó por continuar fisgoneando, esta vez en el armario de Amy, aburrida al ver que solo había ropa de chica decidió fisgonear en los cajones de la cómoda, curioseando la ropa interior de la japonesa.

“- Cómo pueden llamarle ropa a eso?-” Pensó para si misma mientras se probaba un fino tanga de encaje semitransparente que una vez puesto y contemplándose en el espejo se fijó en que la fina pieza de lencería no dejaba lugar a la imaginación “Para usar eso, mejor no llevar nada” pensó. También se probó distintos sujetadores de encaje pero desistió en seguida al ver que le apretaban demasiado “Tetas pequeñas, Tom se merece algo mejor, unas como las mías

Una vez indagado por todo el apartamento, Marina se tumbó unos minutos en la cómoda cama de Amy, aunque luego tuvo una idea mejor. Se dirigió al baño y encendió la ducha de hidromasaje de la japonesa. Allí dentro, notando el agua deslizarse por su cuerpo desnudo, respirando su vapor, Marina se sintió como en casa. Incluso que quedó dormida un momento.

-Casi me había dormido cuando volvió. Y qué espectáculo! Ahora entendía porque Tom no dejaba de hablar de ella. ¡Qué cuerpo tiene esa chica!

Llegó al apartamento y empezó a quitarse el traje, primero sus botas, sus guantes, su camiseta. Qué curvas, que piel tan pálida y fina parecía tener, luego se quitó sus mallas revelando un oscuro tanga y sus perfectos glúteos. Cuando se quitó la ropa interior yo ya estaba babeando, qué pechos más firmes y redondos. En mi defensa diré que los míos son más grandes, pero que perfectos pechos tiene esa chica. Y su pubis perfectamente rasurado y marcado con un pequeño tatuaje. ¡Qué atrevida!

Fui a darle un susto cuando para mi disgusto, la chica se tumbó en la cama y quedó dormida en segundos. Hice lo que cualquiera habría hecho en mi lugar: aprovecharse de la situación.

Sigilosamente me tumbé a su lado y empecé a recorrer su cuerpo con mis manos, acariciando la fina piel de su espalda, palpando su firme culito, saboreando con mi lengua esos sabrosos pechos. La chica debía estar agotada del todo porque ni se inmutó en ningún momento.

Cogí su mano y metí sus dedos en mi vagina. Aquello me hizo vibrar, con el movimiento de mis caderas iba provocándome placer con sus dedos. Mientras tanto mis manos y mi lengua no dejaron ninguna parte de su cuerpo por explorar. Palpé con mis manos su fina vagina, introduciendo mis dedos y viendo como, dormida, se estremecía y se humedecía. Aquello era mucho mejor que lo que había venido a hacer. Metí un dedo en su culito y al poco rato comprobé como dormida la chica alcanzaba un orgasmo.

Aprovechando la ligereza de mi cuerpo, cambié de posición. Me puse encima suyo, con mi vagina en su cara, y empecé a frotarme en ella. Tuve que reprimir mis gemidos de placer cuando noté el contacto de sus labios y su nariz con mi clítoris y mi vagina. Suavemente fui moviendo mis caderas frotándome con su cara, suavemente, sin ninguna prisa. Con mi lengua empecé a saborear su vagina y noté como rápidamente la chica volvía a humedecerse. Aquello era demasiado y yo no quería parar. Tuve un orgasmo, luego otro. Notar su linda y dormida cara contra mi vagina me ponía a mil, quería que aquello durara siempre.

Era casi mediodía cuando, agotada me di cuenta que pronto se despertaría, así que sigilosamente salí del apartamento. No sin antes contemplar por última vez a la bella durmiente. Su cuerpo y sábanas estaban empapadas con nuestros fluidos, dormía con una placentera sonrisa en su cara, con sus piernas abiertas, como pidiéndome más.

Lástima no tener mi teléfono móvil. A Tom le habría encantado verla en esa postura.

Universidad de Detroit. Lunes siguiente.

Amy empezó la semana de mejor humor. Por fin había avanzado en la investigación. La noche del sábado se había colado en la comisaría de policía y sin que nadie la viera había consultado los archivos del caso. Los tres profesores habían fallecido a causa de una toxina marina, similar a la de las medusas, que en pequeñas dosis causa parálisis pero a los tres profesores les habían inyectado una dosis letal. Y por fin había encontrado la conexión entre ellos, junto con un cuarto profesor, habían estado unos meses en España trabajando en algo que llamaban “Proyecto Atlantis” al parecer una tecnología capaz de extraer energía del agua, que en caso de funcionar dejaría la energía nuclear desfasada.

Entre los archivos policiales encontró una fotografía que la dejó de piedra. En ella salían los cuatro profesores fundadores del Proyecto Atlantis, pero no fue eso lo que casi hizo escapar un grito a la ninja. Detrás de los profesores, reflejada en un espejo, se apreciaba inconfundible el rostro de Marina.

Amy debía dar con el cuarto profesor antes que el asesino. Coincidencia o no, daba clases en su misma facultad. Amy incluso empezó a sospechar sobre la identidad del asesino.

Sin perder un segundo, Amy cruzó la facultad y fue directa hacia la aula donde el profesor estaba dando clase. Una voz a su espalda la detuvo.

“-Perfecto, la trampa estaba preparada, en cuanto el profesor saliera de su clase y abriera la puerta de su despacho….PUM!

Aquel día estaba alegre, mis planes seguían según lo esperado y… vaya otra vez el chico guapo.

– Hola Tom, ¿recuerdas lo que te dije la última vez?…

De repente, otra vez esa maldita japonesa entrometida. Cruzó volando el pasillo y casi nos arrolla, dirigiéndose… a la clase donde estaba el profesor? Esa maldita no se como pero había descubierto mis planes, tenía que actuar o todo mi plan se derrumbaría. Estaba claro que la japonesa sabía algo. Muy a pesar mío tuve que recurrir a un truco sucio.

Amy se giró y vio a la rubia, ¿Marina? Sujetando a Tom por el cuello. Con un dedo, mejor dicho un tentáculo, apuntando a su cuello. Marina vestía un top y una minifalda de cuadros, como si hubiera comprado un uniforme de colegiala en un sex shop.

– Ven Amy, Tom y yo queremos decirte algo.- Dijo Marina mientras entraba con Tom a los lavabos.

Amy entró hecha una furia y vio a Tom en el suelo, sin moverse, su cara se había vuelto de un tono azulado y en su cuello salía una gota de sangre. Marina seguía con un tentáculo en su cuello.

– Maldita asesina, qué le has hecho a Tom- Gritó enfurecida.

– Shhh… silencio, aquí al lado están haciendo clases. Pobre Tom… de momento solo está inconsciente.- Dijo mientras con la otra mano acariciaba el pelo de Tom.- No me obligues a inyectarle más veneno, el pobre entonces moriría, y sería una lástima… es tan guapo.

– Qué quieres?- Dijo Amy resignada. La situación le traía muy malos recuerdos (la última vez que tuvo enfrente a un rehén la cosa no acabó muy bien para Shadow Angel), no estaba dispuesta a arriesgar la vida de Tom por nada del mundo.

– Nada, que vengas conmigo a clase y te estés quietecita. Solo te pido que asistas a la primera hora de clase y no hagas ninguno de tus trucos. Si te portas bien, y no te acercas al aula de cierto profesor, Tom se recuperará y nunca más me volverás a ver.

Aquello ponía a Amy en una situación muy difícil, Marina le pedía que dejara morir al profesor a cambio de salvar a Tom. No fue solo tener que escoger entre una de las dos vidas, lo que dio a Amy una verdadera sensación de impotencia y frustración fue ver como Marina, con su otra mano, acariciaba el cuerpo de Tom bajo la camiseta. Amy se sentía atraída por Tom pero su timidez siempre se había impuesto y nunca se había atrevido a insinuarse ante el chico, ver como Marina se aprovechaba y tocaba el cuerpo de Tom, sencillamente sacaba a la japonesa de sus casillas. Lo que hubiera dado Amy por tener una oportunidad así, por poder palpar el cuerpo de Tom. Con una mirada entre furiosa e impotente, vio como Marina desabrochaba los pantalones del chico y dirigía su mano hacia sus genitales, la rubia sonreía triunfalmente.

Amy estaba furiosa consigo misma por no poder evitar aquella situación y celosa a la vez al contemplar indefensa como Marina hacía cosas con el cuerpo de Tom que Amy hacía tiempo que se moría por hacer y que nunca había tenido el valor para dar el paso. Amy, muy a su pesar, decidió seguir lo que le dictaba su corazón.

– De acuerdo, pero te juro que como le pase algo a Tom, no habrá lugar en la tierra donde puedas esconderte. Por cierto, se puede saber quién eres? Marina no es tu verdadero nombre, verdad?

– Tienes razón, he tenido muchos nombres, pero mis compañeros los Profundos me llaman Medusa. Como puedes ver, mi cuerpo no es como el vuestro, no tengo estructura ósea sino una estructura gelatinosa, muy útil para colarme por agujeros que no sospecharías. Por cierto, eres una belleza durmiendo, y cuando te pones ese traje oscuro estás tan sexy….- Dijo Marina sin dejar de acariciar la entrepierna de Tom. El chico, inconsciente, empezó a emitir ligeros gemidos de placer.

– Tu… Imposible!.- Replicó Amy con un grito.

– Shhh… no querrás que nos oiga toda la universidad, verdad? También tengo capacidad para volverme invisible, aunque para ello debo desprenderme de esa molesta ropa. Ah, y mis brazos… digamos que puedo convertirlos en estos prácticos tentáculos, muy útiles cuando me sumerjo en el agua y además tienen un pequeño aguijón venenoso.

Marina retiró la mano de la entrepierna de Tom. Sin dejar de apuntar el cuello del chico con su tentáculo, se quitó toda la ropa, se volvió invisible y le tendió la minifalda a Amy.

– No seas recatada, quitate esos pantalones y tus braguitas y ponte esa falda, estoy segura que te quedará mejor.- Dijo.

– Estarás de coña!- Replicó Amy. Pero Marina, volviendo visible por unos momentos su tentáculo sobre el cuello de Tom le indicó que no estaba para bromas.

Amy se desprendió de sus pantalones y sus bragas y se puso la minúscula falda. “genial, ahora parezco yo la stripper” pensó.

– Contenta? Deja a Tom y vayámonos a clase… Pero qué!?- Gritó Amy al notar como dos tentáculos se introdujeron rápidamente en su vagina y su culo.

– Shhh- Amy notó la voz de Marina cerca de su oreja.- Eso es solo para tenerte controlada, un movimiento brusco, un grito, un intento de salir del aula y mi veneno se introducirá rápidamente en tu interior. Te aseguro que será una muerte dolorosa y humillante.

Amy no tenía ninguna opción, al menos había conseguido apartar ese tentáculo y la lasciva mano de Marina del cuerpo de Tom. Rezó para que el chico se recuperara, con una lágrima surcando su mejilla y notando la invisible presencia de Marina justo detrás, entró en su clase.

La profesora ya había empezado la clase cuando Amy entró.

– Llega usted tarde señorita Mikoto.- Dijo a modo de reprimenda.- Ya que está de pie, porqué no sube a la tarima a resolver la ecuación de la pizarra?

Amy notó la risita de Marina detrás suyo. La japonesa podía resolver esa ecuación sin dificultad, el problema era que no estaba segura sobre lo que podría mostrar a sus compañeros al subirse a la tarima.

Con un suspiro, Amy subió a la tarima, esperando que la tela de su falda le diese suficiente cobertura. Un murmullo por parte de los alumnos confirmó sus peores temores. La diminuta falda, se había subido, mostrando a la clase la mitad de su bonito trasero.

Amy cogió la tiza y empezó a resolver el problema cuando notó una sensación en su vagina. “Maldita seas” masculló. Medusa estaba jugando con sus tentáculos, indroduciéndolos y retirándolos (sin sacarlos del todo) en su culo y su vagina.

– ¿Pasa algo Amy?- Preguntó la profesora al ver que la chica cerraba sus piernas de golpe.

– N…No…Nada.- Dijo Amy mientras intentando disimular empezó a resolver el problema.

Medusa, divertida, no dejaba de jugar con sus tentáculos, empezando a provocar placer en la japonesa. Amy notó como subía su excitación, Medusa estaba masturbándola enfrente de toda la clase y lo peor de todo es que su cuerpo estaba reaccionando a los impulsos. Amy notó como se humedecía, el doble juego por su vagina y su trasero la ponía a cien por hora. La mano que sujetaba la tiza no paraba de temblar mientras intentaba disimular su situación. Intentó resolver el problema pero el estímulo que sentía era demasiado fuerte. Empezó a escuchar murmullos entre sus compañeros, evidentemente algo empezaban a sospechar.

– Por favor…. Para.- Susurró a Medusa. Pero la villana, lejos de parar, incrementó el estímulo sobre la japonesa. Medusa estaba absolutamente divertida viendo como Amy intentaba reprimir sus gemidos de placer mientras intentaba solucionar la fácil ecuación de la pizarra.

Amy apretó sus piernas e intentó disimular el placer que sentía, sin darse cuenta que con sus movimientos, se le subía la falda, dejando la mitad de sus glúteos al descubierto, para mayor deleite de sus compañeros de clase. Medusa, pese a no ser humana del todo, sabía como provocar placer en una chica.A la japonesa cada vez le costaba disimular sus gemidos. Divertida vio como Amy se mordía el labio mientras rompía la tiza contra la pizarra intentando disimular su orgasmo.

Después del orgasmo, a Amy le fue más fácil concentrarse en la ecuación, la resolvió en tiempo récord. La urgencia ahora estaba en que sus compañeros no notaran como sus fluidos bajaban libremente por sus piernas, sin ningún tipo de ropa interior que los contuviese.

– Todo bien Amy? Pareces enferma, si tienes fiebre o algo ve a la enfermería.- Dijo la profesora.

– No pasa nada… todo bien… gracias.- Respondió la japonesa mientras cerrando las piernas y rezando para que nadie se diera cuenta de sus fluidos le llegaban a las rodillas, bajó de la tarima.

Entonces ocurrió un imprevisto. Amy, nerviosa y con las rodillas cerradas, tropezó al intentar bajar la tarima, cayendo de culo al suelo y mostrando, por una fracción de segundo, sus partes más íntimas a los alumnos de la fila delantera. Muerta de vergüenza, Amy se dio cuenta de otra cosa, con la caída, los tentáculos de Medusa habían salido de su interior. Ahora estaba libre.

Sin dudar un segundo, Amy salió de la clase con una exhalación. “Lo siento, no me encuentro bien” dijo al cruzar la puerta a toda velocidad.

Quedaban menos de quince minutos para que el profesor terminara su clase, pero antes debía hacer algo. Veloz, se dirigió al baño donde estaba Tom y comprobó que aunque seguía inconsciente, el color le había vuelto a la cara. “Se recuperará” pensó mientras a toda velocidad se dirigió a su taquilla. La abrió, sacó una bolsa de deporte y se metió en el baño de chicas.

Desde que habían empezado los asesinatos de profesores, Amy consideró prudente guardar uno de sus trajes de Shadow Angel junto con una katana en su taquilla. Veloz se enfundó en el traje y sin preguntarse qué estaría haciendo Medusa, se dirigió a la clase del profesor.

Con una mueca de horror, comprobó que había llegado tarde, el profesor había terminado la clase y había salido. A toda velocidad, Shadow Angel se dirigió al despacho, llegando justo a tiempo para ver al profesor abriendo la puerta. Sin dudar un segundo, se abalanzó sobre el profesor en el mismo instante en que se abría la puerta detonando la bomba que había dentro.

La deflagración impulsó a Shadow Angel y al profesor contra la pared opuesta del pasillo. Amy estaba inconsciente, pero la resistente tela de su uniforme había protegido su cuerpo y el del profesor de la onda expansiva. Ambos estaban sanos y salvos. No así el traje de la ninja, que había quedado hecho jirones, mostrando su fina piel.

El profesor no entendía qué había pasado, estaba abriendo su despacho y de golpe se vio lanzado contra la pared del pasillo y tenía encima una chica semidesnuda. El profesor comprobó que la chica estaba viva, y entonces se detuvo a contemplarla. Una máscara cubría su rostro pero el resto de su ropa estaba hecha trizas, mostrando su fina piel y sus bonitas formas femeninas. Parte de su top estaba roto, mostrando la mitad de su pecho derecho, y el tanga deportivo que llevaba, aunque intacto, dejaba su lindo culo al descubierto. El profesor notó como le subía la excitación al tener esa belleza medio desnuda delante, instintivamente, con su mano empezó a palpar la fina piel de la heroína, deteniéndose de golpe al llegar a su trasero. El profesor resistió el impulso de aprovecharse de la chica, no entendía qué había pasado, pero sabía que esa chica le había salvado la vida.

Shadow Angel volvió en si justo cuando los primeros pasos subían por las escaleras. Pasos de unos pies descalzos que se acercaban por el pasillo sin que se viera a nadie. Amy reaccionó inmediatamente, se levantó de un salto y justo a tiempo, con una patada desvió un tentáculo dirigido al cuello del profesor.

Para Amy no era difícil luchar contra un oponente invisible. Parte de su duro entrenamiento había consistido en luchar en situaciones de oscuridad total. Así que mientras escuchó los pasos descalzos de Medusa, cerró sus ojos y se centró en sus otros sentidos. Por el ruido de los pasos, la respiración de su enemiga y el ligero cambio en la fluctuación del aire del pasillo, Amy pudo determinar cuándo y en qué dirección Medusa lanzó su tentáculo.

Sin importarle su semidesnudez, Shadow Angel desenvainó la katana dispuesta a hacer frente a su enemiga cuando por el otro lado del pasillo empezó a subir multitud de alumnos y profesores alertados por el estallido de la bomba.

Mierda, maldita japonesa entrometida, casí lo tenía” Medusa ahora estaba ocupada esquivando las cuchilladas de la afilada katana de Shadow Angel y no podía acercarse al profesor. Al ver que los alumnos y profesores habían llegado hasta el profesor y le rodearon se dio cuenta que esta batalla estaba perdida. Hizo un amago de lanzar un tentáculo contra la cabeza de la ninja para distraerla mientras Medusa dio la vuelta y empezó a correr. Debía huir, buscar un escondite y esperar una mejor oportunidad, sin la maldita japonesa protegiéndolo.

Medusa sabía hacia dónde debía huir. El río no estaba lejos, se tiraría al agua y ni siquiera Shadow Angel podría rastrearla una vez dentro del río.

Amy al escuchar los pasos de Medusa huir no lo pensó ni un segundo. Se desprendió de lo poco que quedaba de su traje, cuyos jirones limitaban sus movimientos. Y vistiendo unicamente sus botas, su cinturón, un tanga y un top rasgado, fue en persecución de su enemiga. Medusa era rápida e invisible. Pero Shadow Angel era veloz, ágil y con su fino oído detectaba la dirección en que corría su enemiga.

Casi una hora más tarde, Amy acorraló a Medusa en un almacén, cerca del río. Al verse acorralada por su enemiga, Medusa se encaró a la ninja.

– Por qué proteges a ese asesino?- Le espetó Medusa.

– ¿Asesino? Eres tu la que ha matado a tres excelentes profesores, y de no ser por mí habrías acabado con otra inocente vida.- Replicó Shadow Angel.

-¿Inocentes? Yo les llamaría genocidas. Todos ellos.

– ¿Estás loca? Trabajaban en un proyecto para sacar energía renovable del mar, sin contaminación.

– Eso es solo la parte bonita del proyecto Atlantis. Energía limpia para vosotros la gente de la superficie pero a qué coste? Sabes como consigue esa “energía limpia” el proyecto Atlantis? Causando pequeñas vibraciones en el fondo marino. Sobre el papel eso genera energía en la superficie que vosotros aprovecháis. Lo que se ocultó es que esas vibraciones causan la muerte a centenares, MILES, de especies marinas de los alrededores. Nosotros los Profundos no toleraremos eso. Me enviaron a España donde destruí el laboratorio del proyecto Atlantis, pero los principales directores del mismo escaparon así que tuve que perseguirlos. Acabé con todos menos uno, y todo habría terminado bien de no ser por tu maldita intromisión. Y dime, vas a seguir protegiéndolo?

– Por supuesto.- Replicó la ninja sin dudar.- Miles de empresas contaminan y cada año se destruyen cientos de especies, el mundo debe cambiar su modelo productivo. Pero eso debe hacerse en las Cortes y Parlamentos, no te da ningún derecho a asesinar a nadie. Si escoges el camino del asesinato me tendrás enfrente para impedirlo.

– ¿TU? Una simple mortal pretendes impedirme nada? Ni siquiera sabes quién soy! Yo ya existía antes que vosotros construyerais las primeras pirámides. Un héroe griego fue el primero que osó enfrentarse a mi y creer que me había vencido. A mí, que he sido reina consorte de Dagon señor del Mar. Ni siquiera Perseo con su espada y su escudo pudo conmigo, qué crees que podrás hacer tu, semidesnuda?

Por primera vez, Amy se dio cuenta de su casi total desnudez. Ello la enfureció y se lanzó contra Medusa lanzando cortes y estocadas con su katana. Medusa la esquivaba pero la profunda empezó a notar el efecto de la falta de agua en su cuerpo, sus reflejos cada vez eran más lentos y le costaba mantener su invisibilidad. Poco a poco fue llevando a la ninja cerca del río.

Amy cortaba una y otra vez los tentáculos envenenados que Medusa dirigía a su cuerpo. Pero cada vez que cortaba uno, su rival inmediatamente lo regeneraba. La pelea parecía haber llegado a un punto muerto cuando se vio a la orilla del rio. Shadow Angel intuyó la estrategia de su rival. Debía impedir a toda costa que alcanzara el agua.

En un intento desesperado, Amy sacó varios shuriken de su cinturón y los lanzó contra su enemiga. Las afiladas estrellas cortaron los tentáculos como si fueran gelatina y un shuriken se estrelló en la frente de Medusa, incrustándose en su cerebro.

Cuando el afilado shuriken encontró el cerebro de Medusa, la profunda cayó inerte al suelo. Amy lamentó haber tenido que llegar aquello, nunca había causado la muerte de un enemigo y la muerte de Medusa pesaría en su alma. Aunque sus métodos eran equivocados, su intención era noble. Una lágrima surcó la mejilla de la japonesa, Medusa, un ser milenario que había luchado contra ella con honor no merecía morir en un lugar tan frío y desolado como una zona de almancenes abandonados.

Con el fin de honrar a su enemiga, cogió el inerte cuerpo de Medusa y lo depositó al río.

– En el agua viviste y el agua será tu sepultura.- Dijo a modo de epitafio mientras la ninja se perdía en las sombras de la noche.

Universidad de Detroit. Tres días después

La aparición de Shadow Angel en la universidad a plena luz del día y como había salvado la vida a un profesor fue el objeto de conversación de todos los estudiantes durante días. Y lo seguiría siendo durante las siguientes semanas.

Los pocos que se habían deleitado con la visión del desgarrado vestido de la ninja presumían de haber podido contemplar su hermoso cuerpo ante la mirada atónita de los estudiantes menos afortunados. Multitud de fotografías tomadas por los estudiantes de la ninja semidesnuda circularon por la universidad y las redes sociales. Afortunadamente, ninguna de ellas era suficientemente nítida como para adivinar la identidad de la chica que se ocultaba bajo la máscara.

“Almenos esas fotografías han hecho que los chicos olviden el ridículo espectáculo que monté en clase con esa minifalda porno” se consoló Amy mientras comía, sin hambre, con sus amigos.

La muerte de medusa la había dejado apática. Ni siquiera cuando hacía deporte por las mañanas se quitaba de su cabeza el rostro sin vida de Medusa. Tampoco el hecho que la universidad hubiera colocado los restos del traje de Shadow Angel en una vitrina en agradecimiento a la heroína la hizo sentir mejor.

– Somos tus amigos, cualquier cosa puedes contárnosla.- Dijo Elsa.

– Por mucho que lo niegues sé que te pasa algo Amy.- Dijo Tom.- Sea lo que sea puedes confiar en nosotros.

– No…- Empezó a decir Amy cuando una extraña sensación inundó su cuerpo. Notó una presencia detrás y una suave voz que decía.

– ¿Alguien conoce algún profesor?… Pero…¡Qué guapo eres! ¿Quieres que follemos?

Amy casi se ahoga con la bebida, se giró en un segundo y ante ella estaba Medusa o Marina o como demonios se llamara ahora, sonriendo y mirando alternativamente a Tom y Amy. Tom estaba sorprendido, pero Amy se había quedado pálida como un fantasma.

-No se quien sois ni qué hago aquí, pero en mi interior sentía un impulso de acercarme aquí y… creo que tengo que verme con un profesor… pero….- Dijo Medusa/Marina.- En serio chico, eres muy guapo, quieres que nos metamos en el baño?

La mirada de ira que le dirigió Amy hizo desistir a la rubia en sus intenciones hacia Tom.

– Vale vale, me voy. Creo que pensándolo mejor no debería estar aquí. Veo que estás muy bien acompañado chico. Yo de tí no la dejaría escapar.- Dijo Medusa guiñando el ojo a Tom antes de salir por la puerta.

Qué por qué hice eso? Ni siquiera yo lo sabría decir. Me levanté aturdida a la orilla del río sin saber como había llegado allí. Una cosa estaba segura, sólo la muerte me desorientaba de esa forma y me hacía perder la memoria de los últimos días. Tenía un vago recuerdo, un chico guapo y su novia sobreprotectora y algo sobre un profesor y una explosión. Un instinto me llevó a la universidad, al ver a ese chico tan hermoso no pude resistirme, pero la mirada de su acompañante me detuvo. Esa mirada firme implicaba problemas, por algún motivo, mi instinto me dijo que me apartara de esa chica japonesa.

Que qué hice después? Realmente nada me ataba a la superfície. Al salir me crucé con un profesor y me vino un deja vu, de qué lo conocía? Sentía como si tuviera que matarlo, pero no me había hecho nada. Así que volví al rio y me sumergí en sus frías y reconfortantes aguas. Y nadé y nadé hasta llegar al mar y des de allí me dirigí con mi gente, a la ciudad subterránea de Y’ha-nthlei, submergida en el más profundo de los mares, cerca de una ciudad que vosotros llamáis Innsmouth

CONTINUARA

PD: Toda heroína necesita una supervillana. Gracias a Meperteneces2 por la creación del personaje de Medusa y su brillante idea de que rompiera la “cuarta pared”

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