Tras esos recuerdos y los sentimientos de culpa que me aquejaron, no solo a mí, también a Mili por lo que veía. Era evidente que debíamos hablar. Nos sentamos en la sala e inicie la conversación que nos habíamos evitado.

Parece que esta situación se nos esta yendo de las manos… le dije, pero no podía apartar mi vista del escote de su blusa.

Si, creo que si… respondió.

Más allá de los encuentros que hemos tenido y de una reciente amistad, nunca hemos tenido un acercamiento mas romántico, por decirlo así, como una pareja normal… agregue, intentando no mirar sus senos, parecían imanes.

Parece que lo nuestro se basa en “eso”… me dijo haciendo referencia al sexo y confirmando mi teoría.

¿Quieres a Javier?… le pregunte para rematar la idea.

Si, bueno, si no fuera así no seria su enamorada… repuso y me devolvió la pregunta: ¿Quieres a tu enamorada?

Si, la quiero, es la primera relación que realmente me dolería perder… le dije y la mire fijamente.

¿Estas seguro?… la forma en que me tomas… no, se me hace dudar de lo que dices… repuso mirándome intensamente.

Hace unos minutos en el taxi estaba seguro de que era lo correcto, ahora con ella frente a mí, no estaba seguro de nada, intentaba estarlo. El cuerpo de Mili, su forma angustiada de preguntar, ese brillo en sus ojos… pero Viviana no se merece esto, me repetía ingenuamente olvidando mi condición mortal, de ser imperfecto.

Si, estoy seguro… conteste fríamente, luego agregue: tal vez encuentres que permitiéndole a Javier hacértelo (por el ano)… disfrutes tanto, como conmigo… sentencie, me sentí como un idiota enviándola a ese mujeriego, pero era su enamorado, ella lo eligió, así como yo elegí a Viviana.

Tal vez sea cierto… quizás si tu se lo haces de la misma forma a tu enamorada encuentres eso que le falta a tu relación… dijo con cierta resignación, devolviéndome el golpe.

Bueno, aclarado esto, creo que podremos trabajar tranquilos… le dije, mintiéndome mas de la cuenta. Prefería llamarle a un taxi, dudaba de mi fortaleza frente a sus atributos físicos.

Si, esta bien, pero… ¿podrías prestarme tu baño?, creo que necesito una ducha… me dijo un poco avergonzada.

La lleve al baño del segundo piso, estaba cerca de mi cuarto y del cuarto de lavado. No quería arriesgarme a que mis padres, si regresaban temprano de su reunión, nos encontraran con esas fachas.

Bueno, era obvio que nuestros encuentros en el baño de la facultad habían dejado más de una huella en sus intimidades, así como en su ropa. Ofrecí meter su ropa y la mía a la lavadora.

Por la puerta del baño me alcanzo su ropa. Camino al cuarto de lavado imaginé que Mili estaría desnuda, con su fenomenal cuerpo siendo acariciado por el agua de la ducha.

Me quite mi ropa, me puse algo mas ligero, un short y un t-shirt, luego metí la ropa de Mili con la mía en la lavadora. En segundos pude ver como nuestras prendas se revolvían en el agua… quizás era un presagio de lo que sucedería con sus dueños.

Danny… me alcanzas una toalla… le escuché gritar a Mili.

Vaya, tan rápido se baño, generalmente las mujeres demoran mas en estas tareas… pensaba mientras le llevaba la toalla. Quise dejar la toalla sobre la puerta, para evitarme la visión y la tentación de sus firmes curvas… pero…

Esta abierto… pasa…

Habrá intuido mi dubitación en la puerta del baño. Aun escuchaba el ruido de la ducha, así que ingrese pensando que ella aun se bañaba. Así era, a través del vidrio opaco pude ver parcialmente distorsionadas sus formas. Hasta su reflejo es digno de armarme una erección… pensaba mientras la sentía mi miembro crecer.

Te la dejo sobre el sanitario… le dije y me dispuse a huir.

En mi camino de regreso observe una toalla limpia en el colgador, me detuve un rato. Seguramente Mili no habrá visto esta toalla ¿o si?, si es así ¿Por qué me haría traer esta otra?. Muy pronto obtendría algunas respuestas.

Escuche el sonido de la puerta de la ducha deslizándose, voltee instintivamente. Mili con su bronceado cuerpo bañado por el agua, sin cubrirse en lo absoluto, sus deliciosos melones al aire, dándome la bienvenida, su aun enjabonado y velludo pubis.

Gracias… dijo sonriéndome coquetamente. Seguro noto la reacción que su imagen causo en mi.

No hay por que… dije, me di vuelta y retome mi fuga.

Solo una cosa mas…

¿Si?

Ayúdame con mi espalda… no llego… me dijo mostrándome al jabón.

Como no reaccione, se volteo un poco para enfatizar su pedido, su espalda no estaba enjabonada, tampoco sus firmes muslos, esa deliciosa raja…

Vamos… que no te voy a morder… me dijo animándome.

Le devolví la sonrisa que me brindaba, el problema era que yo si podría morderla… Sentí que había vuelto la Mili coqueta, la chica provocativa que conocía, aquella menos desinhibida, la que inspiro nuestro primer encuentro. Había enterrado a la Mili dubitativa de las últimas horas que me dejaba las decisiones a mí, ahora ella quería equiparar las acciones.

Me estiro la mano ofreciéndome el jabón, lo tome y ella se puso de espaldas. Intente no bajar mí vista para no caer en tentación, sabia como lucían las nalgas de Mili… solo que…

Un poco mas abajo… me dijo juguetonamente.

¡Maldición!, Me esta tentando, seguro quiere ponerme a prueba. Averiguar si aquella negativa mía a continuar con nuestra “relación” era realmente cierta, quizás su ego femenino no podía entender como yo podía resistirme a sus llamativos encantos. Tal vez se estaba tomando una revancha por lo que le hice en el baño de la universidad, o quizás simplemente quería usarme para vengarse de Javier por su descuido hacia ella.

Intente no distraerme más en estos pensamientos que harían que permaneciera más tiempo cerca a ella y a su juego de seducción. Así que finalmente accedí a su pedido, deslizando el jabón por su espalda, enjabonando más de la cuenta y tratando de mantener mí vista sobre sus hombros.

Hasta que el jabón no pudo bajar mas, ¿Tan grandes son sus deliciosas nalgas?… pensé, no resistí, quise comprobarlo. Vaya si que lo son… las contemple, redondas, carnosas y firmes… se me fue el aliento… y también el jabón… termino en el piso de la ducha.

Mili se dio cuenta, tal vez sonrió al notar lo sucedido. Su jueguito estaba surtiendo el efecto esperado en mí.

No te preocupes, yo lo recojo… me dijo.

Luego se inclino completamente, dándome la espalda, en 4, sus jugosas nalgas se abrieron permitiéndome ver su pequeño ano. Estuvo en esa posición el tiempo que creyó necesario para hacerme sucumbir. Después lentamente volvió a su posición original… giro lentamente y me dio el jabón.

Ay… mírate… el agua te esta salpicando… estas todo mojado…

Bueno… si… dije dándome cuenta, pero por sobre todo tenía una vigorosa y llamativa erección.

Ven… báñate conmigo… me dijo sonriendo y haciéndome un espacio para entrar.

Atónito por aquella audaz propuesta no atine a reaccionar… claro que mientras la enjabonaba había fantaseado con esa idea ¿Quién no lo haría?… pero no que ella me lo propusiese.

Vamos… ya dije que no te voy a morder… insistió juguetonamente jalándome de un brazo.

Esta bien…

No digan ni piensen nada, lo se…

Me quite el short, el t-shirt, mi endurecida verga apuntaba mi camino… tenia la estupida esperanza de que el agua fría de la ducha terminara por someter esa rigidez…

Ya vez… esta mejor así… me dijo coquetamente.

Nuevamente me ofreció el jabón. Lo tome y seguí enjabonando su espalda, mis manos guiadas por mi morbo, pasaron por debajo de sus brazos, hasta sus senos… se endurecieron… me acerque casi abrazándola por detrás, mí endurecida verga se desvió en su espalda… sentí su respiración agitada, luego visiblemente excitada me dijo:

No, ahí no… continúa en la espalda… mas abajo… me pidió.

Seguí su sugerencia, a estas alturas ni saliendo agua helada de la ducha se iba a poder amainar mi erección. No me cohibí de mirar sus voluminosas nalgas, ahora las tocaba con más libertad, tanto que ella se estremeció, me hizo soltar nuevamente el jabón.

Otra vez me acerque a Mili, pensando que ya no tenía sentido enjabonarla, quería lubricar sus intimidades. La abrace por detrás, no me rechazo. Aun de espaldas, volvió un poco el rostro para verme, me beso con ansiedad desde su incomoda posición, yo le acaricie sus hinchados senos. Sintió nuevamente mi verga en su espalda, era evidente que quería sentirla en otro lado… mas abajo.

No te preocupes, yo lo recojo… me dijo en clara alusión al jabón.

Intuía lo que se venia, aquella sugerente maniobra que tiro al suelo mi moral, que mando de vacaciones a mi conciencia. Me aleje para darle espacio a su provocativo accionar.

Aquella seductora inclinación ponía fuera de combate a cualquier atisbo de remordimiento. La aprecie desde sus bien formadas pantorrillas, sus carnosos muslos, sus abultadas pero firmes nalgas… no había marcha atrás, solo hacia delante.

Sin pensarlo, la tome de la cintura. Ella sabia lo que se venia así que dejo de lado la absurda búsqueda del jabón. Así, inclinada abrió mas las piernas y sus manos se apoyaron en los bordes de la ducha. Estaba lista para soportar mi incursión.

Apunte mi verga hacia su ano, que impacientemente latía. Empuje, su esfínter se abría placidamente mientras ella temblaba de placer…

Ohhhh…siiii…

Seguí empujando, notando como ella tercamente resistía desde su posición, no retrocedía. Continué empujando sin avanzar mucho… hasta aquí me lo permite su estrechez, pensé… a partir de aquí necesitamos ayuda… pensé.

Al lado mío había un pequeño altillo con shampoos y esos aceites especiales para jacuzzies, tome el que me pareció más jabonoso y lo unte en nuestros genitales…

No me digas que ya… gimió a manera de protesta, pensando que había eyaculado precozmente.

No, es solo un poco de ayuda… le dije.

Sentí que emitía un suspiro de alivio, quería acallar ese cosquilleo en su interior. Al percatarse de mi nueva arremetida, un temblorcillo recorrió su columna, sintiendo dicho líquido escurrirse, lubricar su estrecho agujero. Sabia que ahora si mi verga le iba entrar hasta la raíz…

Si, ahora si… pidió ansiosa.

Así fue, sin mayor oposición de su arrugado anillo le fui insertando toda mi tiesa verga. Una vez que la tuvo toda dentro arqueo la espalda, su cuerpo se contrajo saboreando ese empalamiento.

Su goloso ano latía en mi pene, degustando su dureza, comiéndose cada centímetro de su rígida musculatura.

Ay que placer… exclamo agradecida.

No tuvo que decir mas, inicie mi cabalgata, alejando y atrayendo su abultado trasero. Imponía mí ritmo con mis manos sujetando su estrecha cintura. Al parecer ella sintió que no era suficiente para sus apetitos, que la gentileza de mis suaves y armónicos movimientos no estaba acallando su picazón.

Más… más… mételo más… mas duro… pidió lujuriosa.

Incremente mis arremetidas, con el agua bañándonos el sonido de sus nalgas rebotando en mi ingle era cada vez fuerte.

Plosh… ploshhh…

Al parecer le encantaba el eco que esto producía en mi ducha, el morbo la invadía, sus gemidos se mezclaban con estos sonidos.

Ahhh… ahhhh… ahhh…

Ya no tenia que sujetarla de la cintura, con una mano sobre su espalda la guiaba, ella misma iba y venia con mayor rapidez, encontrándose siempre con mi recia respuesta que la alejaba, obligándola a empujar su nuevamente su prominente trasero contra mi ingle. Me deleitaba viendo su cuerpo estremecerse, sus nalgas temblar con cada penetración, escuchando sus gemidos y pedidos, casi ruegos:

Así… así… más fuerte… pedía enloquecida de placer.

Hasta que sintió que su posición era incomoda: agachada, con sus manos aferradas a los bordes de la ducha. Mi ímpetu la había hecho avanzar, su cabeza casi chocaba con la pared. Entonces, conocedora de que no faltaba mucho para su orgasmo, decidió disfrutarlo en una mejor posición, que le permitiera profundizar estas emociones.

Se levanto un poco, arqueando la espalda, sus brazos ahora se apoyaban en las manecillas de la ducha (aquellas que controlan el agua). Abrió más las piernas, para que también sus redondas nalgas se abrieran y me permitieran castigar su ano con mayor vehemencia.

Mi verga ahora entraba hasta la raíz, solo faltaba que le insertara mis testículos…

Si… si… asi… Danny asiii… Ohhh… ahhh… ahhh…

No sabia si yo la estaba usando para satisfacer el apetito sexual que su cuerpo me despertaba, para colmar mis instintos carnales, o si ella me estaba usando para acallar los suyos, para vengarse de Javier y su desinterés por ella, o para vengarse de mi, para probarme que no podía resistirme a sus atributos… invadido por estos sentimientos comencé a cabalgarla con furia… la estaba partiendo y ella lo estaba sintiendo…

No tan fuerte… No… ahhh… uhmmm… ahhhh…

Me aferre a su cintura, atrayéndola hacia mi lo mas que pude, sus deliciosas nalgas también se abrieron lo mas que pudieron. Toda mi rabia se fue disipando a medida que mi verga expulsaba su blanquecino líquido. Este torrente la lleno completamente, alucine que mi leche saldría por el otro lado, por su boca… boca que mantenía abierta, su cuerpo en extremo rigor saboreaba este nuevo orgasmo.

Uhmmmmm….

Sus manos en violento espasmo se aferraban a las manijas del agua, con cada borbotón de esperma, su columna se contraía. Hasta que un temblorcillo final indicaba que ya había pasado, su cuerpo lo había disfrutado, y ahora exhausto no podía mantenerse en pie.

Intento apoyarse en las manillas, pero estas cedieron, su mano resbalo, haciendo girar la llave del agua caliente…

Auuu… exclamo adolorida al sentir el agua quemándola.

Quizás era una señal, un aviso de que merecíamos arder en el infierno por nuestras continuas infidelidades… por nuestra deslealtad hacia nuestras parejas formales…

La jale hacia mí, con mi verga semidura aun dentro suyo fue algo doloroso a lo que no preste mayor atención, puesto que el agua caliente también me estaba salpicando.

Nos refugiamos en el otro extremo de la ducha. Solo entonces pude desencajarle mi maltrecha y adolorida verga.

Lo siento… me dijo cariñosamente.

Yo no… le dije.

Entendiendo que no me arrepentía de aquel placentero encuentro, Mili me dio un jugoso beso. Luego me abrazo, apoyando su cuerpo desnudo y mojado contra el mió.

El agua seguía corriendo y yo no podía luchar contra la corriente… Estaba perdido, lo había intentando pero había fracasado clamorosamente… era obvio que no podía resistirme a ella…

Continuara…

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AdrianReload@mail.com

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