
Luisa y su hija habían tenido que trasladarse de ciudad, sin apenas organizar su nueva vida.
Trabajaba en una empresa que de la noche a la mañana había cerrado. Su jefe había hablado con un amigo y éste le ofrecía trabajo, pero tenía que ser una incorporación inmediata. No tuvo más remedio que aceptar.
Desde que se había divorciado apenas llegaba a fin de mes. Patricia, su adolescente hija, aún estudiaba y el único dinero que entraba en casa, era su sueldo. Su hija de diecisiete años, apenas podía comprender cómo su madre le hacía esto. Tendría que cambiar de instituto y lo que más le dolía, era que apenas podría ver a Rafa, su novio. Llevaba dos años saliendo con él y era feliz a su lado..Rafa era su primer novio en serio. Era el chico que habÍa tenido la paciencia de esperar a que superara sus miedos y vergüenza. Hacía un año le había ofrecido su virginidad.. Patricia lloraba en el coche mientras su madre conducía. Luisa intentaba animarla diciéndole que Rafa no la dejaría a pesar de la distancia. Le decía que en su nuevo instituto, conocería muchas amigas y amigos. Luisa recordó que debía poner en el navegador del teléfono la dirección que su amiga Marta le había dado.
– Ya está arreglado!!! – le dijo a Luisa.
– Lo que está arreglado? – luisa le preguntó confundida.
– He hablado con mi padre, estaba buscando alguien para alquilar dos habitaciones y quien mejor que tu y la niña? – Marta hablaba muy contenta – estaréis perfectamente alli,te lo aseguro.
Marta escribió la dirección de su padre en el teléfono y se la envió a Luisa . Le dijo que esa era la dirección donde tenían que ir.
Luisa introdujo aquella dirección en el móvil, enseguida apareció la ruta más corta a seguir y la duración del viaje. Serían cuatro horas pensando en cómo sería su nueva vida. Luisa también se entristeció pero disimulaba ante su hija.
Faltaba poco para llegar, Luisa le dijo a su hija que llamara al teléfono que había en el trozo de papel con la dirección. Patricia marcó el número y aquella voz de hombre la hizo sentir mucho respeto e incluso cierto temor. Era una voz muy grave.
– Hola soy Patricia la hija de Luisa – su voz casi temblaba- me dijo mamá que le avisara que ya llegamos en cinco minutos
– Hola Patricia, perdona si te contesté muy serio, llevan toda la tarde molestando con llamadas de propaganda – esas palabras la tranquilizaron un poco- enseguida bajo a ayudaros.
– Vale, gracias – Patricia colgó – tiene voz de ogro mamá.
– Tranquila mi vida, ya verás como no. Marta me tiene dicho que asi como es de grande, también lo es de bueno.
Cuando llegaron a la dirección , vieron que había un hombre en el portal. Las dos lo miraron como intentando analizar como sería. A las dos le sorprendió lo alto y fuerte que era. Luisa sabía que tenía 67 años pero se mantenía bastante bien. Su pelo era totalmente blanco , incluso el de sus brazos. El al verlas se acercó al coche.
– Vosotras debéis ser Luisa y Patricia,verdad? – parecía muy amable aunque serio – bienvenidas, que tal ha ido el viaje?
– Bien, gracias Manuel – dijo Luisa- ella es Patricia , mi niña
– Hola…. – Patricia se sentía muy intimidada ante aquel señor tan grande.
– Hola Patricia , mucho gusto de conocerte. Ya me contó mi hija Marta que estás disgustada pero ya verás como todo va bien. Te gusta pasear, verdad?
– Si , con mi novio siempre paseábamos mucho
– Bueno, yo no soy tu novio pero te enseñaré sitios muy bonitos para pasear.- Patricia miró a su madre sonriendo y hizo un gesto afirmativo con la cabeza como señal de que le gustaba la idea.
Los primeros dìas fueron de adaptación a la nueva ciudad y también es cierto, de adaptación entre ellos, a conocerse. En especial Luisa y Manuel mantuvieron largas conversaciones para conocer sus gustos, sus manías. Durante esas conversaciones también tuvieron oportunidad de hablar del divorcio de Luisa e incluso de la viudedad de Manuel. Él le dejó claro que seguía muy enamorado de su fallecida esposa y no podría amar a otra…
– Todo el mundo tiene unas necesidades….- dijo Luisa sin pensar bien lo que decía. Enseguida se ruborizó totalmente- …perdone, no debí decir eso…
– Tranquila Luisa, no te ruborices mujer. Tienes razón, todo el mundo tiene unas necesidades, aunque creo que yo aprendí a valerme por mi mismo…- al decir eso fue Manuel quien se ruborizó.
Luisa se levantó y recogió la mesa. Vió a Patricia escribiendo mensajes con el movil y le dijo si era Rafa, la niña asintió. Manuel le preguntó si era su novio y ella entristecida se levantó del sofá y se fue a su cuarto. Luisa le regaña por no contestar a Manuel y este le dijo que no pasaba nada. Manuel escucho sollozos en el cuarto de Patricia y con un gesto le pidió permiso para ir a junto de la niña. Luisa asintió y Manuel se levantó de la mesa. Al abrir la puerta la vió tumbada en la cama abrazada a un oso de peluche, el en silencio se acercó y se sentó a su lado.La dejó llorar, que se desahogara. Mientras le acariciaba el pelo y la cara…
– Es normal que lo eches mucho de menos pequeña…él también te echará mucho de menos a ti porque eres una muchacha extraordinaria – sus manos grandes acariciaban la cara de Patricia. La voz de aquel hombre la hacía sentirse protegida, aquellas manos la calmaban- Ese peluche es muy pequeño para todos los abrazos que quieres darle, no?
– Si… pero no esta mi novio y lo abrazo a él…
Manuel la atrajo hacia él y la abrazó con delicadeza para no lastimarla. Pensaba que era una muchacha encantadora y tierna. .Patricia se sintió sorprendida al sentirse abrazada por un hombre tan grande. Con mucha vergüenza lo abrazó muy fuerte. Se sintió nervioso. La verdad, hacia mucho que nadie lo abrazaba de esa manera…
Manuel sintió que la muchacha se había dormido en sus brazos, con cuidado de no despertarla, apartó las ropas de la cama y la metió en ella. La observó antes de irse del cuarto. Es una muchacha muy hermosa y parece una muñeca, pensó mientras cerraba la puerta del cuarto. Luisa lo miraba desde el salón. le sorprendía que un hombre tan grande y de aspecto rudo, pudiera ser tan delicado.
– La niña se ha dormido…
– Gracias Manuel – le dijo Luisa
– Gracias por que?
– Por todo Manuel….- Luisa en un acto espontáneo acercó su cara a la de él y le dió un beso en la mejilla- creo que debo acostarme, mañana madrugo.
A media noche Patricia se despertó, no recordaba haberse metido en la cama. Lo último que recordaba era estar en brazos de Manuel. Recordaba esa extraña sensación que se apoderó de su cuerpo cuando él la abrazó y que le había llevado a abrazarse fuerte a ese hombre. Sintió de nuevo esa sensación…Pensó en su novio. Con Rafa había descubierto la sexualidad entre dos personas. Su novio la había desvirgado y desde aquella tarde hacía 8 meses, cada vez que podían hacían el amor. Cuando no podían ella necesitaba por las noches acariciarse pensando que era su novio quien la tocaba. Desde su traslado a esa nueva ciudad haçia quince días, no se había tocado. Pensó en Rafa y metió sus manos por el pantalón del pijama y acarició su vulva hasta que le alcanzó un orgasmo…Se levantó para ir al baño y al pasar por delante del cuarto de Manuel escuchó ruidos, le sorprendió por la hora que era que no estuviera todo en silencio. Pensó si el señor Manuel estaría malo y se acercó a la puerta intentando escuchar mejor. Una sensación de vergüenza y nervios le recorrió el cuerpo cuando al acercar su oído a la puerta escuchó aquel sonido. Era un sonido parecido a cuando alguna tarde no podía hacer el amor con Rafa y este le pedía que lo masturbara. Era el sonido inconfundible del movimiento de una mano masturbando un pene. Pensó que quizás estaba equivocada, el señor Manuel era un hombre de 68 años y eso solo lo hacían los jóvenes. De pronto escuchó al señor Manuel gemir. Patricia sintió mucho calor en su rostro. Su cuerpo era un manojo de nervios y extrañas sensaciones. Se metió en cama nerviosa. Estaba muy sorprendida pensando que Manuel también se masturbaba como ella.Se acurrucó y pensó en el abrazo de Manuel…
Aquella noche estaban viendo la televisión y Manuel llevaba un pijama de botones y el de arriba estaba desabrochado. A través de la abertura de la chaqueta asomaban sus vellos del pecho, eran también blancos como los de su cabeza y brazos.Una extraña curiosidad se adueñó de Patricia. El se dió cuenta que lo miraba con atención y le preguntó qué le pasaba….
– No, nada….- le dijo ella ruborizada.
– Seguro?….- el se dio cuenta que miraba la mata de vellos que asomaba por la chaqueta – piensas que debería cortarlos?
– No, no…..solo pensaba si todo tu pecho es asi
Manuel sonrió. La inocencia de aquella muchacha era maravillosa. El le dijo que sí, que era muy peludo. Se quedaron en silencio viendo la película. Al poco rato fue cuando sintió aquel suave cosquilleo y al bajar la vista vio aquellos pequeños dedos acariciando sus vellos. Ni siquiera dijo nada y le desabrochó los dos botones de la chaqueta para abrirla y mirar su pecho desnudo. Lo miraba asombrada. Nunca viera un hombre tan peludo. Cuando pasó su mano por el pecho sintió esa extraña sensación como cuando se abrazó a él aquella noche. Lo volvió a abrazar fuerte. Pensó en Rafa y si se preguntaba si algún día tendría también así mucho vello en el cuerpo. Pensó que siempre que pensaba en Rafa su cuerpo sentía esa sensación. Se sonrojó al darse cuenta que la sensación se apoderara de su cuerpo al acariciarle el pecho a Manuel y no por pensar en Rafa. Muy avergonzada se acordó que aquella otra vez, la sensación le viniera al abrazar a ese hombre…Patricia se sintió muy confundida y le dijo a Manuel que se iba a cama. Manuel la vio caminar saliendo del salón. Es una muchacha preciosa, pensó. Se sintió avergonzado al darse cuenta que la miraba a las piernas y a su…..culo…Se sintió nervioso,avergonzado…
Patricia se tumbó en la cama. Tenía esa sensación en el cuerpo que tan bien conocía. Sabía perfectamente lo que tenía que hacer o no podría dormir en toda la noche. Se tapó con la sábana y se quitó el pantalón del pijama, bajó la braguita hasta los muslos y se acarició. Notó que tenía su sexo muy húmedo. Cerró los ojos y pensó. A su mente venía la imagen de ese pecho desnudo con tanto vello, recordaba el tacto de esos pelos blancos tan suaves. Recordaba la imagen de esos pelos que se hacían muy abundantes en el ombligo y bajaban hasta perderse por el pantalón…Se puso muy nerviosa por estar pensando esas cosas.Su novio era Rafa y tenía que pensar en él…Además Manuel podía ser su abuelo,era una locura. Se acariciaba cada vez con más rapidez, le encantaba cuando sentía que su vagina iba a explotar de placer….Pensaba en las caricias de Rafa, se iba a correr muy fuerte….La imagen de Manuel volvió a su cabeza. Pensaba que acariciaba aquellos pelos del ombligo y bajaba la mano por dentro del pantalón. Agarró el sexo de aquel hombre…..Su vagina explotó de placer con ese pensamiento. Fue un orgasmo intenso, largo. Se sintió avergonzada de haber tenido esos pensamientos. Ella quería mucho a su novio.
Manuel se acostó nervioso. Se sentía culpable, una mala persona por haber mirado de esa manera a Patricia, se decía a sí mismo que era tan solo una niña. Sin embargo no podía evitar recordar el contacto de sus pequeñas manos acariciando sus vellos del pecho. Recordaba el calor del cuerpo de esa muchacha cuando lo abrazo. Pudo sentir hasta el contacto de sus pechos apoyados en el suyo. Al tener esos pensamientos sintió una erección. Dio gracias a Dios que la muchacha se había separado enseguida, pues de haberse prolongado ese abrazo temía que su cuerpo reaccionara y ella se diera cuenta. No se perdonaría que esa niña perdiera la confianza en él. Manuel en la cama sintió su fuerte erección. A pesar de sus años seguía manteniendo mucho vigor y apetito sexual que calmaba por las noches masturbándose imaginando y fantaseando. En los últimos días había fantaseado con Luisa. En varias ocasiones se había quedado observando en el cesto de la ropa sucia, la ropa interior de aquella mujer. Incluso en una ocasión se había atrevido a coger uno de aquellos diminutos tangas y solo el tenerlo en la mano le provocó una intensa erección. En un acto de osadía pensó en ello y se levantó para ir al balcón de la cocina donde estaba el cesto de la ropa sucia. Pasó en silencio por el cuarto de Luisa, bajo la puerta vió que estaba la luz encendida, debía de estar leyendo,pensó. Al ver el cesto sintió nervios, se acercó y su rostro se iluminó al ver que en el fondo se encontraba uno de esos tangas que con el paso de los días sabía que utilizaba esa mujer. Lo cogió y se excitó al tener en la mano esa prenda íntima. Aquella noche Manuel se masturbó pensando en Luisa, imaginaba que era ella quien le desabrochaba la chaqueta del pijama y le acariciaba el pecho, se imaginaba acariciando las piernas de esa mujer, pensaba en como sería acariciar su culo. Sentía su pene a punto de estallar, iba a correrse. Imaginaba las nalgas suaves,firmes…ella le miraba nerviosa y vio su cara, eran las nalgas de aquella niña las que estaba acariciando…Estaba acariciando las nalgas de esa muchacha. Sus testículos se contrajeron y comenzó a correrse abundantemente. Manuel se sintió avergonzado, se acababa de correr imaginando que acariciaba a la niña y no a su madre. Se durmió sorprendido y pensando que no podía volver a ocurrirle eso.
Decidió darse un baño relajante aprovechando que estaba sola. Cuando vivía sola con su hija le encantaba aprovechar cuando iba al instituto, para darse baños relajantes. Ahora era distinto porque era muy difícil encontrarse sola en casa. Preparó la bañera con agua bien caliente y llena de espuma. Se desnudó lentamente frente al espejo. Le gustaba mucho mirarse desnuda. Sus pechos estaban hinchados, se fijó en sus pezones oscurecidos por la sensación de excitación que le producía volver a vivir ese ritual del baño. Los tenía muy tensos y largos.y extremadamente sensibles. Desde muy joven le había acomplejado muchisimo el tamaño de sus pezones.Se sonrió y llevó su mano a su sexo desnudo. Acercó la mano a su cara y vio sus dedos mojados. Pensó que su cuerpo era muy sensible.. Una vez dentro de la bañera, Luisa se enjabona lentamente cada centímetro de su cuerpo , enjabonado sus pechos, sus pezones, su sexo totalmente suave sin ningún vello, enjabonar sus nalgas, su ano…Estaba muy excitada. Pensaba que la enjabonaba algún desconocido modelo de revista. Sus dedos recorrían cada pliegue de su sexo, su clítoris hinchado vibraba. Se iba a correr imaginando que ese modelo de revista la masturbaba bajo el agua. De pronto pensó en Manuel, era él quien la enjabonaba y masturbaba….el chapoteo del agua se hizo más intenso y Luisa se corrió temblando de placer….Se quedó sorprendida, temblorosa….avergonzada por pensar en las manos de Manuel tocándola…