
Segunda parte de Educando a una malcriada, la hija de un amigo. Al despertarme y ver que Isabel dormía plácidamente abrazada a mí, comprendí que no había sido un sueño lo poco que recordaba de la noche anterior. Tratando de aclarar mis ideas, hice memoria de como esa zorra me había drogado y que no contenta con ello, había aprovechado mi indefensión para acostarse conmigo. Su falta de moral era tan enorme que sabiendo que nunca hubiera accedido a hacerlo, me había paralizado con drogas y ya inmóvil, no solo había usado mi pene como ariete sobre el que empalarse […]