Recomiendo la lectura de los capítulos anteriores para una mejor comprensión de la historia.

Querido diario, hoy te contare lo que ha pasado en esta semana pasada, el lunes me desperté y salí a hacer mi horita de ejercicio, después prepare el desayuno para los dos y tras tomarme un par de tortitas con café, le baje su parte a Ceci convenientemente espolvoreada con parte de una aspirina machacada como ya empiezo a tomar por costumbre, me gusta ver como se despierta a través de los barrotes y se estira desplegando sus brazos, le hago la señal de quitarse la camisa y de inmediato cumple mi orden, pone la manta y la camisa entre los barrotes y retrocede al rincón como cada día, la hablo despacio:

– Buenos días, como esta hoy mi nena.

Naturalmente no contesta, no la pasa nada en la garganta o en la boca, simplemente es una de las cosas que produce el virus pues casi lo primero que olvidan es hablar, su cerebro no consigue coordinar las acciones necesarias para mover la lengua y las cuerdas vocales al mismo tiempo que coordinan una frase para describir sus ideas a la vez, ya dije que los volvía muy tontos.

Lo que si hace es asentir o negar con la cabeza, la he animado a imitarme y ella aun recuerda algo de como se hacía, ha sido fácil y al menos es una forma de comunicación.

– Comete el desayuno nena. –Acompaño mis palabras con un gesto de llevar la mano a la boca.

Ella me hace caso y la veo comerse las dos tortitas que la he preparado, veo que su cacharro de agua heredado del difunto gato del cuartel aun tiene liquido, recojo la camisa y la manta y subo al primer piso me quito la camisa y me pongo la que ella llevaba, lo hago simplemente para que conserve mi olor pues a ella le gusta así, la semana pasada la lavé la otra y cuando se la di limpia y oliendo a fresca no quería saber nada de ella, cuando me quite la que llevaba en ese momento y se la di se puso como loca de alegría, en fin las tías pueden ser raras hasta llevarse la palma pero las infectadas… el resto de la palmera.

Sacudo y doblo la manta dejándola dispuesta para la noche, vuelvo a bajar tras ponerme mi cinturón con la cartuchera, recojo sus trastos de paseo y me planto ante la celda con las manos a la espalda, preguntando:

– ¿Quieres dar un paseo?

Ella asiente y se pone de espaldas a los barrotes, la doy una corriente pequeña que no la duerme pero si la atonta bastante, rápidamente entro en la celda y la coloco sus guantes de boxeo, la pelota de goma cerrada en su nuca con su correílla y cuando voy a colocarla el palo-collar me detengo, lo dejo apoyado en la pared y salgo de la celda, ella se despeja enseguida y me mira con los ojos muy abiertos, sabe que falta algo y no se atreve a salir de la celda.

– Ven Ceci, no tengas miedo, -Acompaño la orden con un gesto de mis manos.

Ella obedece y me sigue inquieta, subo las escaleras de espaldas sin perderla de vista por si acaso se me alborota, salimos al patio y la noto nerviosa pero algo más alegre al no estar tan sujeta, sus ojos chispean de alegría y se pone a corretear desnuda bajo el sol, la sigo como imaginareis pero sin prisas y ella es la que va y vuelve hacia mí una y otra vez.

Naturalmente me pego el lote visual, cada vez que va y viene sus pechos grandes pero firmes oscilan y botan levemente, sus caderas y su cintura, su culo e incluso la sombra ligeramente poblada de su pubis, todo atrae mi atención y en segundos estoy cachondo perdido, cuando la tengo a medio metro de mi la paro poniéndola ambas manos en sus hombros, ella se queda quieta gruñendo levemente y yo hago lo único que se puede hacer cuando no le quieres mirar las tetas a una tía, me fijo en sus ojazos verdes y la hablo.

La digo un montón de cosas que ahora no recuerdo, ella permanece quieta mientras mis manos se mueven acariciándola los hombros hacia su cara, no dejo de hablarla mientras la acaricio el cuello y las orejas ella entrecierra los ojos e inclina la cabeza ante el placer que la transmiten mis dedos, la tiemblan las piernas y no intenta irse, se inclina hacia delante y paso a acariciarla las mejillas, acepta mis caricias y se pega contra mi pecho, siento sus pezones erizados contra mi piel a través de la camisa, el calor de su cuerpo contra el mío y la doy un beso en la frente.

Permanezco un minuto abrazándola, luego la separo lentamente de mí cuerpo sus ojazos me miran con deseo, reconozco esa expresión ¡no en ella! pero la he visto anteriormente en otros ojos, pero no me fio y con mis manos la hago girar diciéndola:

– Pasea ceci, sigue andando.

Ella duda si obedecerme o no, su instinto la retiene a mi lado pues estoy seguro de que se ha calentado bastante, ya que es una reacción fisiológica básica, pero finalmente me obedece y se pone a andar de nuevo por el patio, poco a poco se va animando y corretea de nuevo de un lado a otro mirando cosas a las que antes no se podía acercar al llevarla sujeta, no hay peligro de que pise sus heces anteriores pues normalmente después de encerrarla las recojo con una pala y las tiro por encima de la muralla.

Unos minutos después desaparece tras una esquina y no vuelve a aparecer, mi camino me lleva hacia ella y al doblar la esquina me la encuentro de cuclillas aliviándose, me mira girando la cabeza y espero a que acabe voy sacando los pañuelos del bolsillo, no puedo evitar mirar su culito en esa postura es superior a mis fuerzas, cuando a acabado me mira de nuevo sin levantarse es otra cosa que por fin ha aprendido, pongo mi mano izquierda en su hombro para evitar que se levante de golpe y me agacho a limpiarla con los pañuelos en la derecha, mientras lo hago se queda quieta y ya no gruñe como otras veces, no puedo mas y una vez limpia dejo caer los papeles pero la toco la vagina con los dedos, desde esta postura detrás de ella la controlo mientras mis dedos inspeccionan al tacto sus labios vaginales, ella da un respingo cuando la palpo el clítoris e inclina la cabeza rozándose la cara contra mi mano, se cae hacia atrás contra mí y casi nos vamos al suelo pero la contengo a tiempo y solo me mancho un poco el pantalón, no importa sigo tocándola e introduzco un dedo en su vagina untuosa, que me aguarda impaciente empapada interiormente de flujo, de repente la palabra me golpea como si fuera un mazo ¡FUJOS, FLUIDOS! La voz de un célebre presentador de noticias retumba en mi cabeza:

– La enfermedad, se transmite por sangre saliva y fluidos corporales.

Soy idiota ó que me pasa, de un salto me incorporo y me alejo de ella que se cae de culo sobre sus propias heces, corro al torreón y subo al comedor para meter mis dedos en el medio vaso de ginebra que deje ayer sin tomar, saco del botiquín el frasco de alcohol y me los limpio bien, me llamo de todo interiormente pues el deseo a podido más que la prudencia, de repente mis ojos dan con la solución, al otro lado del botiquín esta una caja con 100 guantes de látex quirúrgicos casi llena, inspecciono mis dedos afortunadamente no tenía ni cortes ni arañazos, me enfundo un par de guantes y salgo a buscar a Ceci.

– ¡ven bonita, nena Ceci ven conmigo!

La llamo por el patio y la busco por todas partes, no puede estar lejos a no ser que haya usado una de las rampas de escaleras de piedra hasta lo alto de la muralla y hubiese saltado hacia fuera, desde allí solo es un salto de tres metros, pero no es así y la encuentro asustada bajo mi todo terreno, la llamo y no quiere salir mirándome con temor como si hubiera hecho algo malo, tras varios intentos la cojo de una pierna y poco a poco la convenzo para que salga de allí, la limpio con mas trozos de papel quitándola casi todas las manchas pero aun esta sucia, decido anticipar el baño que tenía previsto darla el día siguiente.

Rodeo sus hombros con una mano y la empujo levemente hacia el torreón, solo se vuelve a alarmar cuando subimos a la primera planta en lugar de bajar al sótano, se resiste y en el tercer escalón ya no quiere andar así que la cojo en brazos, ella forcejea tan fuerte que casi me hace caer pero aguanto el tipo sin soltarla, ella se va poco a poco relajando al sentirse dominada y finalmente al cabo de dos minutos allí parados cede y apoya la cabeza en mi pecho dejándose llevar al baño, la dejo directamente de pie en la bañera que está en un ángulo de la pared, no es demasiado grande pero permite que una persona este tumbada, aunque sin florituras ya que es algo estrecha.

Me coloco entre ella y la puerta y sujetándola de los hombros la hago girarse hasta que me da la espalda, suelto la correa que mantiene unidos sus guantes ella no sale de su asombro al notarse las manos libres, no la doy tiempo a pensar y la hago volver a girar entonces se las vuelvo a unir pero esta vez por delante, la empujo hacia abajo haciendo que se siente y abro el grifo del agua, aunque al principio sale fría ella no protesta ni gruñe pues está acostumbrada a la de la manguera y el agua fría, cuando se empieza a templar tapo la bañera y compruebo la mordaza, la hago apoyar los codos a los lados para no empapar demasiado los guantes y pongo un chorro de gel en el agua, se va relajando con el agua caliente a su alrededor.

Me desnudo casi del todo quedándome en guantes de látex, deportivas y slip, mi cinturón con la pistola están en el suelo a medio metro de mi, el resto de mi ropa pringada queda formando un montón al lado de la puerta del baño, permanezco fuera de la bañera con la esponja en la mano, detengo el grifo y la enjabono lavándola bien a fondo todo el cuerpo, está entusiasmada por la novedad y la fascinan las pompas de jabón, parece una cría en su primer baño y todo la parece nuevo y se la ve feliz, lo más difícil es lavarla la cabeza pues insiste en tener los ojos abiertos y la escuecen haciendo que se encabrite gruñendo, el agua se torna rápidamente gris oscura así que quito el tapón y me deleito viendo su cuerpo reaparecer, brillante y mojado según se va el agua por el sumidero, con el teléfono de la ducha la enjuago el cuerpo, la cara y el cabello que ya no parece un mazacote sucio, sino una bonita cabellera larga y rubia, pongo de nuevo el tapón y dejo salir agua caliente hasta que tiene una cuarta de profundidad, entretanto la echo la cabeza suavemente hacia atrás para que se relaje, me mira con sus ojazos verdes.

Me pongo gel en los guantes y la acaricio pues no puedo más, necesito hacer algo con ella sea lo que sea, mis manos acarician su cuerpo y mis labios besan su cara y cuello, recorro sus pechos con mis manos y sigo recorriéndola entera, quiero que me note en sus piernas, en sus caderas, en todas partes a las que pueda llegar y proporcionarla placer, Ceci gime bajo su mordaza y frota su cara contra la mía sus movimientos son algo bruscos pero se nota que está disfrutando de mis dedos enjabonados, pues no me aparta con sus manos enguantadas aunque perfectamente podría hacerlo, me muevo un poco de lado solo lo justo para llegar con los dedos a su vagina, se deja acariciar y roza sus pechos con los guantes, mis dedos exploran su monte de Venus y sus labios entrando ligeramente en su cuerpo, ella agita las caderas bruscamente buscando una penetración más profunda, la hago caso y aumento la velocidad de mis dedos así como la profundidad de la penetración, la hago una paja soberbia y rápida, ella no tarda mucho en correrse dando saltitos en la bañera y salpicando agua, mientras aprieta su gemebunda cabeza contra mi otra mano que no ha dejado de acariciarla el cuello, supongo que estaría tan necesitada o más que yo en el tema del sexo, al sacar los dedos la acaricio el hinchado clítoris mi caricia se demora insistentemente sobre él, la rubia jadea entrecortadamente bajo la pelota que tiene en la boca, respira rápidamente por su nariz y su cara se ruboriza, separo la mano de su cuello y la acaricio los pechos tironeándola de sus pezones al tiempo que insisto en su clítoris, ella salta y se contonea de nuevo agitando la cabeza de lado a lado unos minutos, finalmente se crispa y eleva su cuerpo en éxtasis hasta derrumbarse totalmente relajada tras su segundo orgasmo.

Estoy tan excitado arrodillado junto a ella, que si me quitase el slip seria un trípode perfecto, ¡no aguanto más! Me bajo el slip y comienzo a masturbarme ante ella mirando su atractivo cuerpo desnudo, Ceci abre los ojos y ve lo que hago, se incorpora curiosa y algo asombrada sentándose en la bañera, sus pechos quedan a centímetros de mi verga y yo no dudo un momento, me incorporo y se las cojo con mis manos meto el miembro entre ellas y mi cuerpo toma el control, la sensación de estar metido entre sus cálidos pechos aun embadurnados de gel es maravillosa, me agito rápido sumiendo mi verga entre ellos cada vez más rápido, ella me mira desde abajo con sus ojos de gata chispeantes de deseo, no duro mucho pues estoy excitadísimo y eyaculo en largos chorros de esperma que la impactan en la barbilla salpicándola cuello y pechos, mi orgasmo a sido tan fuerte que casi me caigo hacia atrás y suelto sus pechos para mantener el equilibrio, consigo mantenerme en pie de milagro.

Ceci se roza contra mi verga, yo había cerrado los ojos debido al placer que sentía, los abro viendo como la chica menea sus hombros para que sus pechos rocen mi rabo menguante, acerca su cara y lo huele interesada no tarda en rozarle con la cara y el cuello se embadurna con mi leche y respira agitadamente, tiene sus enguantadas manos entre sus piernas y tanto estas como su vientre se agitan rápidamente, no tarda en crisparse de nuevo gimiendo la cojo la cara con mis manos me agacho ligeramente, la beso en la cara repetidamente mientras se corre.

Una hora después y tras limpiar a Ceci la he bajado a su celda se la veía contenta, yo estoy bien y me he tomado una ducha después de poner mi ropa a lavar, ahora estoy sentado en uno de los sillones mirando el circuito cerrado de vigilancia, no estoy atento a las pantallas que muestran el exterior sino en la que muestra la zona de celdas, ella se ha tumbado y parece dormir relajada.

Yo en cambio pienso que soy un cabronazo por hacer lo que hecho, nunca he forzado o atado mis parejas de hecho en el tema sexual participaban gustosa y muy activamente, ahora en cambio he abusado de esta chica atada y eso choca con mi carácter, cierto es que no la he violado ni penetrado pero lo hare estoy convencido pues en el botiquín hay varias cajitas de condones, nunca me cayeron bien los violadores y ahora que el mundo se va a la mierda me convierto en uno de ellos, por no mencionar que he desertado de la policía y he robado en tiendas, además de convertirme en un asesino de masas, menudo epitafio voy a tener.

Preparo la comida y acuden como siempre varios infectados, subo muy cabreado y disparo a tres en el vientre pero no los remato, gritan durante hora y media atrayendo a mas por el jaleo que arman hasta que el resto se los zampan, mas tarde paseo a Ceci que parece feliz de caminar sin correa en el cuello, sus juegos me hacen casi olvidar que lo que he hecho no estaría bien en una sociedad normal.

Al día siguiente me levanto de un humor de perros, he tenido una pesadilla por culpa de los tres que herí pero no remate el día anterior, solo me cambia el humor cuando saco a pasear a mi rubia, aun atada se las ingenia para jugar conmigo a esconderse por el patio, me mira de forma distinta y su herida en la pierna ha cicatrizado bien gracias al sol y al aire libre, me hago ilusiones e intento cuando está en la celda y sin ataduras que diga mi nombre señalándola a ella digo Ce-ci, ella sonríe y asiente, me señalo y digo To-ni ella se fija mucho asiente sonriente y lo intenta, sabe lo que ha de hacer pero no recuerda como, se lo noto porque boquea y hasta se pone roja por el esfuerzo pero…no lo consigue.

El resto del día sigue monótonamente normal y salvo los paseos me aburro bastante, empiezo a pensar hacer una pequeña celda u acondicionar algo para tener a mi rubia cerca de mí, cada vez estoy más tiempo y agusto en su compañía, creo que estoy bajando la guardia y me preocupa.

El jueves hay una novedad, a Ceci le ha venido la regla, no sabía que estas tías seguían sangrando una vez infectadas ¿o tal vez es que se está curando? Es bien sabido que la menstruación ayuda a limpiar interiormente el cuerpo de las mujeres, yo suponía que allí fuera una mujer infectada de rabia y sangrando duraría menos que un chupacups a la puerta de un colegio, por lo que deduje que al enfermar se les retiraba el mes, pero la mía si sangra así que ya veremos que está pasando.

Afortunadamente la difunta guardia Macías tenía sus cosas de higiene íntima en su taquilla, la pongo un tampón pues he hallado varias cajas de estos en la habitación, pero Ceci no está conforme y gruñe durante el paseo, cuando la suelto en su celda lo primero que hace es quitárselo y tirarlo lejos, pruebo a ponerla compresas y las aguanta un poco mejor sobre todo cuando la dejo puestos los guantes, la pongo bragas y un pantalón largo de hombre atado con un trozo de cuerda para que no se lo quite, le cambio la compresa tres veces al día después de los paseos pero no hay muchas, así que para dentro de unos días si no se ha detenido tendré que ponerla toallitas de bidet, manda coj… voy a tener que salir a por compresas para ella.

Además la deben de estar doliendo los riñones, es decir que tiene las mismas molestias que una mujer normal por no mencionar sus cambios de humor, ante ella me muestro bueno y amable ella parece contener sus ataques de furia en mi presencia, pero la cámara me muestra lo que hace cuando no estoy, es una furia retorciéndose y gimiendo de dolor así que busco tranquilizantes en el botiquín, su cena convenientemente aderezada con dos de ellos la hace dormir como un ángel.

Yo reviso el almacén y hago la lista de la compra para mi siguiente salida: Combustible y agua potable, antibióticos inyectables, compresas y calmantes para “esos días” y guantes de látex aunque aún quedan dos cajas, etc. Parece que mi siguiente salida será a la farmacia y a la gasolinera.

Durante los restantes días de esta semana sigue manchando pero ya he cogido la costumbre de ponerla medio tranquilizante en el desayuno y comida, dos en la cena la hacen dormir feliz, su sangre es bastante oscura naturalmente evito tocarla sin guantes de látex cuando la cambio, siempre que la paso la esponja por la vagina me mira intensamente como pidiéndome más de lo del otro día, yo dudo pero sus ojazos de gata me tienen loquito por ella, ya veremos.

CONTINUARA…

Ante todo gracias a todos por vuestros comentarios y sugerencias.

Bueno amigos, como veréis Toni y Ceci han tenido un desahogo momentáneo, ¿habrá más sexo? o se conformaran con eso y que pasara con los escrúpulos morales de nuestro protagonista, vosotros decidís.

En el siguiente capítulo nuestro protagonista volverá a salir, ¿encontrara más gente normal cuando vaya a la farmacia? Si es así ¿que pasara?

Por último y a título personal os hare una pregunta ¿sangran las zombis? Mientras lo pensais…

¡Sed felices!

EL VIRUS VR 6

Recomiendo la lectura de los episodios anteriores para una mejor comprensión de la historia

Querido diario te voy a contar lo ocurrido en la tercera semana de marzo, empezare contándote que todo sigue rutinariamente tranquilo, se me hace difícil hacerme a la idea de estar solo en la zona con Ceci como única compañía, entendámonos me gusta la chica y espero que se recupere, pues se está volviendo alguien especial para mí, lo que quería decir es que estoy convencido de que en el pueblo ha de quedar alguien normal.

Me explicare, después de cada visita que me hacen los infectados se van hacia el pueblo, vienen de distintas direcciones pero al irse solo van en una única dirección ¡el pueblo! Además dado que no se oyen disparos en esa dirección supongo que o bien los supervivientes no tienen armas, o bien han agotado la munición para las mismas, se que los infectados saben seguro que hay gente escondida, pues en caso contrario se quedarían aquí haciendo cola para entrar, la prueba a mi afirmación es evidente pues ellos nos huelen y nos escuchan charlar, no digamos cuando ven luces por la noche o huelen el humo cuando cocino, todo eso son imanes a los que dirigirse para ellos y por eso afirmo, no solo que hay supervivientes sino que se que están en el pueblo, la pregunta es ¿Dónde, en que casa?

Como localizarlos y si me interesa o no es otro cantar, si ellos no tienen de nada y les doy parte de lo mío reduciré mis posibilidades de supervivencia, también está el tema de Ceci, si me quedo con ellos o bien ellos vienen al torreón me pedirán que la elimine o al menos la eche de allí, no creo que les haga ilusión compartir vivienda con una de “los otros” que pudiera atacarlos, además ella misma podría considerarlos intrusos en su territorio o en caso de que fuera una mujer la superviviente, la podría considerar su rival y atacarla simplemente por celos.

Entretanto sigo mi vida, hago mis ejercicios físicos, desayuno y saco a pasear a Ceci allí jugamos durante casi una hora, luego la meto en su celda y subo a preparar mis cosas para la excursión nocturna que debo hacer, os preguntareis ¿Por qué nocturna? Mirando a mi huésped por la cámara he descubierto que por el día está muy activa pero de noche si nada la altera duerme como una ceporra. También después de haber comido duerme una siesta pero no es un sueño tan profundo.

Limpio el cetme corto del 5,56 con silenciador y mi pistola Glock, repaso la ropa que llevare en mi salida, ropa interior de invierno de lana de dos piezas camiseta y pantalón largo, me darán calor pero me protegerán de los mordiscos, en las piernas llevare además mi pantalón de faena de lona y por encima un pantalón de paseo de los guardias que es de una mezcla de poliéster y lana, en la parte de arriba además de la camiseta de lana, una camisa de franela y sobre ella un jersey de mi uniforme de policía, he aprendido que los distintos tejidos de diferentes densidades, ralentizan e incluso podrían impedir la correcta penetración de una bala, así que no digamos la de unos dientes, los tejidos confió en que impidan un buen mordisco aunque no me libraran de los cardenales y además absorberán la saliva de los infectados.

Saco de mi mochila mis dos coderas y las dos rodilleras que tantas veces he usado, también cojo del despacho del sargento bravo 8 gomas elásticas que servirán para ceñirme la ropa en los bíceps y antebrazos así como en los muslos y las espinillas, no quiero llevar ropa suelta de la que me puedan agarrar, preparo las trinchas negras de las que cuelgo mi pistolera de lona negra, cuatro cargadores para el fusil de 30 balas cada uno y dos para la pistola, mi cuchillo de mango de goma y 20cm de hoja en su funda, una cantimplora y un pequeño macuto con mi botiquín de urgencia, dos barritas energéticas, una lata plana de atún y un pequeño brik de zumo, por si acaso no puedo volver esa noche al torreón, además de una linterna de leds potente que como compruebo funciona bien, reviso mis guantes anticorte con malla metálica entre sus capas interior y exterior, finalmente preparo la mochila que llevare es de la guardia civil grande y de buena calidad, será la que usare para traer lo que consiga en la farmacia.

Alicates, una cizalla mediana y un destornillador de varios cabezales asi como mi juego de ganzuas, meto estas cosas en una bolsa de lona que llevare colgada del cuello para tenerlas más a mano por si he de forzar alguna entrada.

Preparo la comida en el microondas, filetes de merluza y patatas ambos ya descongelados, lo pongo en platos y me bajo al calabozo a comérmelo, le doy su plato a Ceci empujándoselo con la escoba (en eso no tiene remedio, cuando ve comida no conoce a nadie) me siento en una silla plegable que saco de la pequeña oficina poniéndola frente a su celda a comer el mío mientras ella hace lo mismo, tengo un mal presentimiento y quiero verla el mayor tiempo posible antes de salir esa noche.

Naturalmente ella acaba antes y observa como uso el tenedor, frunce el ceño e intenta imitar la postura de mis dedos, creo que va recordando poco a poco y pienso que es buena señal; cuando acabo de comer la hago la seña de paseo diciéndola:

– Ceci guapa ¿quieres pasear?

Ella asiente contenta y se pone de espaldas a los barrotes, la saco una mano entre estos y se la limpio con mi servilleta antes de ponerla uno de los guantes, se queda muy quieta pero no se resiste y yo estoy asombrado de lo que acabo de hacer sin darme cuenta, ya sabéis que siempre la doy una corriente para atarla sin riesgo, no sé por qué cada día me molesta mas dañarla y supongo que me he dejado llevar por… cariño, amistad, no lo sé, el caso es que tras ponerle el guante y cerrarlo con sus tiras de velcro repito la operación con la otra mano, entro en la celda haciendo que gire un poco de cara a la pared y la sujeto ambas manos a su espalda, haciéndola girar de nuevo me sitúo a su lado y la pongo la pelota en la boca, sé que me juego un mordisco pero quiero confiar en ella y creo firmemente que no me hará daño, ella muerde… la pelota, sus ojos brillan y no dejo de observarla mientras estirando mis manos sobre sus hombros ato las correítas con su hebilla a su nuca sin apretar demasiado.

Solo la quito la braga y la compresa, el pantalón atado ya solo se lo coloco por la noche ya que estos últimos dos días no se arrancaba dicha compresa, al parecer se ha acostumbrado a ella, como decía la quito su ultima prenda y salgo de la celda a un gesto ella me sigue y salimos a pasear, va y viene como siempre contenta de corretear por el patio, de cuando en cuando se para y se apoya en la pared dejando que el sol la de calor y el aire la acaricie.

Enseguida viene a por mí, últimamente lo hace a menudo y se acerca sin malicia pero decididamente hacia mí, yo no pudo dejar de mirar su bonito cuerpo desnudo aunque creo firmemente que no lo hace con fines lascivos, no puede dejar de ser deliciosamente seductora con su manera de moverse, ella se roza contra mi cuerpo y me empuja insistentemente hasta que intento cogerla, es joven y rápida de movimientos así que tras esquivarme sale corriendo por el patio juega… jugamos al escondite y a las carreras a pesar de la mordaza la escucho reírse ahogadamente, al rato se para y hace sus necesidades yo me acerco a la entrada donde tengo preparado papel, una palangana, una esponja y un par de guantes de látex, vuelvo a su lado y la limpio con la esponja húmeda tras ponerme uno de los guantes, la limpio su culete y la sangre medio seca que tiene en su vagina, se deja hacer sin gruñirme, acabamos el paseo un rato después y la devuelvo a su celda.

Después subo al despacho del sargento Bravo y me dedico a estudiar y memorizar el plano del pueblo, aunque he venido aquí anteriormente muchas veces y me lo conozco bastante bien nunca está de más, pues casi todo el mundo que dice conocer un sitio miente sin darse cuenta, el lugar tiene según el plano unas 80 calles pero la mayoría de los visitantes siempre suelen ir por las mismas pongamos 20 calles, e incluso los “exploradores” que se patean mas el lugar no suelen recorrerlo jamás entero, este pueblo solía ser habitado por unas 2000 personas, en verano su número se doblaba y alcanzaba durante las fiestas las 5 ó 6000 personas, yo sé que me voy a encontrar con gente nacida allí y que por instinto se conoce ¡TODO! El pueblo calle a calle, salir sin hacer lo que estoy haciendo es simplemente suicida.

Asocio mis recuerdos de calles y edificios a los dibujos del mapa, haciéndome una composición del lugar donde debo ir por donde pasar, asimismo me fijo en caserones más o menos separados del resto donde alguien podría haberse quedado aislado y resistir, casi dos horas después salgo del despacho y bostezo, estoy cansado y me pican los ojos de tanto mirar planos, me coloco el despertador para unas horas después y me tumbo en el sofá.

Me despierto, me espera una larga noche y gracias a esta siesta estaré descansado, faltan dos horas para anochecer y he de hacer bastantes cosas, enciendo el fuego y preparo la cena sabiendo que eso los atraerá, al cabo de un rato subo a la terraza con el cetme viejo que tiene bastante potencia al ser de 7,62, en breve llegan mis “invitados” salen unos diez de la arboleda espero a que estén a 150 metros, le vuelo la cabeza a los dos que van en el centro del grupo el resto siguen avanzando hasta la muralla como ya preveía, el sonido potente del cetme atrae a mas que el simple olor de la cena, en el siguiente cuarto de hora aparecen casi 50 desde el pueblo, sustituyo el cetme por el Remington con mira y estudio a mis victimas, me interesan los jóvenes y los recién mordidos sean hombres, mujeres o críos me es indiferente, debo eliminarlos pues son los mas rápidos y si debo correr esa noche cuanto más lentos sean mis perseguidores mejor.

Disparo a nueve que me parecen los más peligrosos, esta nueva tanda de disparos atrae a otro grupo de dos docenas de esos me cargo solo a uno que parece estar recién infectado, en total me he cargado a 12 pero he atraído a otros 70 que siguen ahí rodeando mis murallas, entro en el torreón y tras asegurar las puertas me siento ante la pantalla controlándolos a través de las cámaras, golpean el portalón inútilmente y veo a alguno que intenta saltar para llegar a asirse a la parte alta de la muralla sin resultados, montan un escándalo tremendo con sus golpes gritos y gemidos hambrientos, veo por la cámara como algunos pelean entre sí pero son pocos, me fijo en lo que hace Ceci en su celda, está muy nerviosa y visiblemente alterada dando vueltas sin parar, veo como abre la boca y aunque la cámara no tiene sonido me parece oírla gruñir, gemir y gritar sumándose a los demás desde el interior del torreón.

Esta vez tardan una hora y media en desistir y retirarse, hacen grupos alrededor de la docena de cuerpos caídos dispersos por el prado y cenan con bastante apetito, lo cual me beneficia pues esta noche dormirán bien y no me molestaran, yo ceno también y reservo su parte a Ceci mientras veo por el monitor como la chica se calma, la saco de paseo pero este es breve porque se pone nerviosa escuchando a los que rebañan su cena en el exterior, tras devolverla a su celda la paso su plato debidamente aderezado con calmantes para que cene además de la camisa y la manta, una hora después duerme feliz agarrada con ambas manos a mi camisa, entro en la celda la doy un beso en la mejilla y la arropo con la manta.

Subo me pongo la ropa y me pertrecho con todo lo que había preparado, me pongo mi gorra negra de lona y me oscurezco la cara, la barbilla y la nariz, meto una bala en la recamara de mis armas y salgo, ato una cuerda a la muralla y bajo por ella a la zona posterior del edificio lejos de los infectados más rezagados, rodeando cautelosamente el edificio me acerco a ellos son dos y están arrodillados ante un cuerpo me dan la espalda, dos tiros con silenciador a quemarropa y son el desayuno de mañana para sus colegas, mis botas con suela de goma son la hostia de buenas y de caras pero valen cada céntimo que pague por ellas.

Me muevo despacio y cada pocos pasos observo a mí alrededor, es lento pero seguro ya que la farmacia donde me dirijo esta en el centro del pueblo, hay otra farmacia pero está al otro extremo del mismo, llego a las primeras casas tras atravesar la arboleda sin problemas, se perfectamente donde voy pero no me entusiasmo y sigo moviéndome lento pero seguro, en una pequeña placita no lejos de mi objetivo veo indicios de supervivientes y de resistencia pasada, hay más de 20 esqueletos frente a un caserón, la puerta de este, rota y casi arrancada de sus bisagras me indica claramente que no queda nadie vivo allí, se ven contra el enfoscado blanco manchas de humo sobre los huecos de algunas de sus ventanas.

Ni me acerco al lugar, ya pasare a la vuelta si es que puedo a ver qué encuentro, pero ahora me interesa llegar a la farmacia y sigo mi camino, tardo más de media hora en recorrer lo que antes se tardaba 10 minutos andando normalmente, casi todas las casas están abiertas de par en par, de algunas salen sonidos y roces de pies caminando por su interior, el viento fresco de la noche me refresca la cara cuando me detengo agachado entre dos coches, he caminado agachado por la parte exterior de estos evitando así siluetearme contra las puertas abiertas por donde podría salir un infectado de repente y darme de bruces con él, cada vez que me paro me giro y vigilo mi espalda, olores fétidos de putrefacción y heces inundan mis fosas nasales, supero el miedo y el asco gracias a la decisión de sobrevivir que me domina.

¡Vaya por dios, la farmacia está cerrada! No sé cuantas veces he dicho o escuchado esta frase, pero es la primera vez que siento alegría al decirla yo, efectivamente está cerrada e intacta salvo algún cristal roto pues tiene un cierre puesto de tipo tijera, llego hasta ella y la bordeo buscando una puerta trasera que recuerdo fugazmente, la encuentro y después de dar un buen vistazo a mi alrededor me pongo a trastear en la cerradura con mis ganzúas, Tomas “El abrelatas” el viejo ladrón de cajas fuertes que me enseño en la academia, se sentiría orgullosa de mi habilidad manejando las ganzúas, un minuto de curro y p´adentro como decía el tipo, entro y cierro la puerta con su cerrojo interior, me agacho y permanezco quieto escuchando atentamente los sonidos en el interior del lugar, durante dos minutos solo escucho mi respiración tranquilizándose y el peculiar aroma de medicinas en mal estado, avanzo casi atientas hasta la puerta que divide el despacho del almacén y la cierro.

La oscuridad es total no hay ventanucos ni nada parecido, me pongo de pie y con mi linterna me pongo a buscar lo que necesito llevarme, hace casi diez meses que no hay corriente y muchas cosas se han estropeado en la nevera de las medicinas, afortunadamente todo lo que necesito esta fuera de ella y aun no ha caducado (espero) antibióticos inyectables y en capsulas, aspirinas, guantes, Pañuelos húmedos pasa bebes, tranquilizantes y unas cuantas cosillas mas llenan mi mochila, no olvido algunas jeringuillas y agujas ni las compresas para mi rubia aunque dado que es un paquete grande esto lo llevare en la mano, vuelvo a cargarme la mochila y me dispongo a irme pero al llegar a la puerta me giro decidido y cojo un tubo de lubricante intimo y dos cajas de condones de sabor a frutas, me lo meto en el bolsillo y salgo.

En la calle no hay nadie me inclino y cierro bien la puerta, si he de volver no quiero tener a nadie esperándome dentro, me pongo en camino a casa pero la jodida caja de compresas me estorba un poco, manteniéndome una mano ocupada permanentemente además la mochila bien cargada me hace un blanco más visible, no me apresuro y sigo el mismo camino por el que vine para hacer la vuelta, poco más adelante a cien metros de la salida del pueblo la cosa se fastidia, un infectado sale de entre los coches a tres metros de mi y se queda tan asombrado de verme como yo a él, solo que yo soy más rápido y solo me retrasa el soltar la caja de compresas es por eso que mientras le disparo a la cara le da tiempo a gritar antes de caer hacia atrás con un agujero de más en ella.

El disparo no ha hecho ruido pero el grito si y este tipo debía de salir del portal que tango a mi derecha, me incorporo y suelto varios tiros al oscuro portal donde se adivinan sombras moviéndose, escucho varios gemidos y el sonido de algo cayendo al suelo lo que indica que le he dado a alguien, agarro la caja y corro hacia la entrada del pueblo seguido de mas gritos a mi espalda, me paro 50 metros mas allá suelto la caja y me giro apuntando, veo a cuatro cerca a unos 10 metros de mi les disparo 5 veces, pues he fallado el primer tiro por las prisas todos caen pero vienen mas, cojo de nuevo la caja y corro a la arboleda donde repito la operación, arrodillado para ser menos visible les suelto varios disparos y sé que doy al menos a los dos más cercanos, pero el resto están más lejos y bastante desorientados, miro a mi alrededor atento y escuchando no quiero que me sorprendan entre los árboles.

Entonces entiendo él porque me detengo más de la cuenta, entre los aaaarrgg y los gggññññ se escucha un aaquiiii, mi cerebro lo ha debido de reconocer y ha tardado unos segundos en filtrarlo a mi subconsciente, miro a la derecha y veo la luz de una linterna, una ventana, una casa, tercer piso, a unos 100 metros a la derecha, me es imposible llegar a ellos tendría que pasar entre los que me persiguen, se acercan y derribo e tres mas antes de sacar la linterna y devolverles la señal a los supervivientes, para que entiendan que se donde están, recojo la caja y salgo corriendo hacia el torreón atravesando la arboleda sin pararme hasta 50 metros mas allá, en mi prado y campo de tiro particular.

Me giro apuntando a las sombras pero no vienen, cambio el cargador del cetme y reanudo el camino, recorro los últimos 250 metros al trote cuidando de no tropezarme hasta el pie de la muralla, la recorro hasta la cuerda y ato con ella la mochila y la jodida caja de tampones, trepo por la cuerda y recorro el patio buscando posibles intrusos, cuando me convenzo de que nadie ha entrado en mi ausencia vuelvo a la cuerda e izo los dos bultos, los desato y quito la cuerda para seguidamente llevarlo todo al interior y dejarlo en el almacén, estoy demasiado cansado como para ponerme ahora a organizar cosas, pero aun me quedan fuerzas para bajar y asegurar la puerta, antes de subir paso por la celda y vuelvo a tapar a Ceci, que me parece un ángel dormida agarrada aun con ambas manos a mi camisa, la miro agachado a su lado y digo:

– Jamás me había jugado así la vida por una tía, creo que… te quiero.

La doy un beso en la cara y tras cerrar la puerta de la celda subo a mi habitación y me desplomo en la cama.

Continuara…

Bueno amigos, espero que os haya gustado tener un poco mas de acción en la historia, me ha parecido adecuado como alivio cómico, el poner a nuestro héroe disparando y preocupándose por la caja de compresas, habitualmente en las pelis eso nunca se ve.

Por no mencionar el componente emocional y los sentimientos de los personajes, en el siguiente capítulo es posible que Toni conozca a más gente pero ¿será bueno para ellos? Ya veremos, gracias por seguir esta serie.

¡Sed felices!

Para contactar con el autor:
javiet201010@gmail.com

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