
Cap. 6― La tormenta tiene lugar. Esa noche y a pesar de los múltiples intentos de Irene para que la poseyera, no rompí mi promesa. He de decir que dormí como un niño sabiendo que Akira, otra de las mujeres que ella misma había seleccionado para mí velaba también mi sueño. Por ello no os ha de extrañar que esa mañana me despertara con una mano agarrando el pecho de la rubia y con la oriental pegada a mi espalda. Nada más abrir los ojos y queriendo tomar al asalto mi propiedad, empecé a acariciar sus pezones. La cerebrito o […]