
Tercera parte de LAS ENORMES TETAS Y EL CULO DE MI TÍA, LA POLICÍA La obsesión de mi tía con el sexo, lejos de apaciguarse con el tiempo, se iba incrementando con el paso de los días. Si en un principio había sido reacia hasta para probar una postura nueva, eso quedó en el pasado. Una vez había dejado atrás los fantasmas de su niñez, esa en otra hora agría mujer se fue convirtiendo en la amante mas exigente. La mujer reacia a cualquier contacto con un hombre, había dejado de existir. Desde que amanecía solo tenía una cosa en mente: […]