
Desde niño, la hermana pequeña de mi madre fue mi oscuro objeto de deseo. Hasta hoy no me atreví a contar la historia que compartí con Andrea, mi tetona y culona tía. Diez años menor que mi progenitora, recuerdo la fijación con la que la veía. El origen de mi obsesión era variado por una parte estaba su monumental anatomía pero también radicaba en que esa monada era agente de policía. Era observarla vestida con ese uniforme que le apretaba sus enormes melones y que pensara en ella con sentimientos nada filiales. Para mí, no había nada tan sensual como […]