
10 Ya en la calle, me metí en el primer bar que vi abierto. Sintiéndome un puto pelele en manos de un muerto, busqué ahogar mis problemas en alcohol y por eso nada más sentarme en la barra, pedí un primer lingotazo al camarero. Lingotazo al que siguieron otros mientras intentaba aclarar las ideas y comprender el por qué Xavi me había elegido a mí como jefe de la hermandad. «No tiene sentido que llevase cuatro años preparando el terreno», pensé al tomar en cuenta la edad de esas crías y sumarle el periodo de embarazo. Con la […]