
Había llegado el momento. Para eso nos habían adiestrado, desde los cuatro años habíamos sido entrenadas, primero en el baile, luego en la guerra encubierta usando todas las armas disponibles. Ahora estábamos ante el que podía ser el reto de nuestras vidas, una misión por la que una de nosotras pasaría a la historia. Sus descendientes escribirían libros sobre ella y sería recordada como la heroína que liberó a su pueblo del yugo de sus opresores. -Seré la elegida –pensaba mientras hacía estiramientos con el resto de mis compañeras, -y disfrutaré de ello cada segundo aunque muera en el intento. […]