
Me encanta el trabajo duro y al aire libre. El sol y el viento en la cara, la parsimonia con la que pasa el tiempo. Todo invita a la reflexión y a la paz interior. Pero hoy tengo un trabajo físico y violento. El hacha esta afilado y mis músculos preparados para ello. Lo primero es encontrar una adecuada, esbelta, recta, no demasiado fina para que pueda resistir la humedad, el calor, el frío y el viento. Recorro el bosque y lo inspecciono con detenimiento. El viento, suave y cálido susurra entre las hojas y envuelve mi torso secando mi […]