
Daba vueltas de un lado a otro. No podía dormir. Aun era de día y la luz se filtraba por las rendijas de las persianas, pero no era eso lo que la impedía dormir. “Ven aquí, puta. Ya tienes la merienda preparada. Una buena ración de leche.” Oía la voz de Frank en su cabeza, y veía la imagen de su madre, arrodillada ante su enorme polla, esperando su “merienda”. ¿Como había podido pasar eso? Ni en sus peores pesadillas se habría podido imaginar algo así. ¿Su madre estaba loca? Y encima con ese… ese… La imagen de la enorme […]