
Beatriz se despertó el domingo de madrugada. Tener que presentar las noticias los fines de semana a las 8 de la mañana tenía ese inconveniente. Se levantó, medio somnolienta, y al momento se acordó de todo lo que había pasado en el plató de televisión y el camerino el día anterior. El micrófono inalámbrico estaba en la mesilla de noche. La sensación de vergüenza vino con toda la crudeza. Su compañera se había dado cuenta que lo había utilizado como un consolador. Y seguro que el rumor se iría extendiendo rápidamente entre sus compañeras y el personal del estudio. Sí, […]