
Beatriz se mira en el espejo de su camerino, satisfecha con lo que ve, lista para empezar su trabajo. Aunque ya había cumplido de sobra los cuarenta, la imagen que le devuelve el espejo es el de una mujer en la plenitud de la vida, con un tipo envidiable, el pelo teñido de un rubio apagado como tantas mujeres de su edad, la mirada alegre de ojos claros y grandes, los labios brillantes y voluptuosos. Se mira de frente y de perfil. El vestido ajustado marca unos pechos firmes y generosos. La imagen que da es de una mujer sexy, […]