
Mis morbosas vacaciones (2) Al día siguiente Luis me despertó a las 8 de la mañana, ya se iban a marchar de excursión, pero yo, muy adormilada aún, le deseé que lo pasaran bien pidiéndole que me dejase dormir cinco minutos más. Cuando volví a despertar, no habían pasado cinco minutos, sino dos horas. Todos se habían marchado, incluso Manolo, así que tras desayunar y asearme me puse en la mesa del salón a trabajar. Apenas llevaba media hora frente al ordenador, cuando de repente apareció Juan, que dejó su mochila y una tienda de campaña en el suelo, saludándome: […]