
Ofelia giró sobre los tacos de sus botas y se marchó. El hombre agradeció su presencia en el lugar y luego se dedicó de lleno a Eliana. Subiendo con la verga por entre los muslos llegó hasta la entrada de su concha, la cual acababa de ser inspeccionada por Ofelia. Apenas introdujo la punta de su miembro, Eliana soltó un gritito que se mezcló con un jadeo. El sujeto hizo una pausa; jugó con el momento. Habiendo logrado el efecto de que ella estuviera excitada al punto de sentir ansiedad, jugueteó un […]