
El lunes pedí unas horas de fiesta, llamé a “El Fajinas”, que me atendió con alegría -Coño, Juan, ¡Cuánto tiempo sin oírte ni verte!, Pensaba que no querías saber ya nada conmigo. -Fajinas, tengo que hablar personalmente contigo de un asunto muy particular en el que deseo que me eches una mano. -Hoy voy a estar todo el día en mi casa, ven cuando quieras y te atenderé con mucho gusto. -Por cierto, ¿conoces a un buen abogado? –Le pregunté a sabiendas de que tiene los mejores que se pueden pagar, para que le saquen de cualquier lío. -Si, el […]