
Durante los dos días siguientes pensé seguido en renunciar definitivamente al trabajo en el colegio. Pero cuando una está enredada en algo, salir se vuelve mucho más difícil que entrar. Tal como las cosas estaban dadas ahora, renunciar implicaba más tormentas que sosiego, más sospechas que disuasiones, más dudas que certezas… alimentaría la imaginación en los chicos del colegio, en los directivos, en los dueños y, sobre todo, en Damián. A propósito traté en esos días de estar en casa la mayor cantidad de horas que pudiera y compartir tiempo con él. Pero en realidad mi motivación era estratégica, […]