
Mi nerviosismo se empezó a convertir en terror. Esa locura tenía que parar ya mismo. Pero acudió enseguida a mi mente el video en el que yo le chupaba la verga a Franco, así como también la amenaza de que el mismo fuera exhibido por todo el colegio si es que aún no lo había sido. Me llevé las manos a la zona del orificio para separar los plexos y al instante en que lo hice, prácticamente sin más trámite, la endemoniada jovencita empujó el consolador adentro. Los ojos se me llenaron de lágrimas y tuve unas ganas incontrolables […]