
PABLO. Vaya día aburrido. No tengo ganas de hacer nada…Voy a tomar algo a la cafetería. Sentado en un taburete en la barra del bar, en la planta baja del bloque de mi apartamento, tomando mi café, solo, el café y yo, no hay más clientes. Entra alguien. A mi espalda oigo hablar, es una voz femenina y me resulta familiar. Me giro y me llevo una grata sorpresa, es Mila. Una muchacha que conocí en un hotel en Madrid, ella esperaba un cliente que no llegó. El maître del hotel me informo de su ocupación como acompañante, o sea, […]